La responsabilidad medioambiental ha pasado de ser una opción de marca a un requisito indispensable para operar en los mercados internacionales. Ana Barreira, fundadora del IIDMA, nos habla del cambio de paradigma en la industria energética y de su impacto en el sector asegurador.
Cuando preguntamos a Ana Barreira, fundadora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) y experta en derecho ambiental, por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, nos explica que el derecho responde, principalmente en materia medioambiental, a evidencias científicas. “Para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París 2015 —es decir, que la temperatura global del planeta no aumente por encima de los 2°C— todos los sectores económicos deben actuar. El sector asegurador no solo se ve afectado por el cambio climático, sino que su actividad también afecta al cambio climático”, asegura. Repasamos, junto a ella, los aspectos clave de este compromiso común de la sociedad y el tejido empresarial.
A la lucha contra el cambio climático se han unido los efectos de la pandemia y una inestabilidad geopolítica. ¿Cómo han convergido estos factores?
Todo está interrelacionado. En la ecuación planteada en esta pregunta falta el factor de pérdida de biodiversidad, que es otra de las grandes crisis a las que nos enfrentamos. El calentamiento global no es nuevo, se nos viene advirtiendo desde los años 80 del siglo pasado. Pero, dada la escasa concienciación social que existía entonces —porque el ser humano solo se preocupa cuando los efectos son tangibles— no se actuó a tiempo.
Al mismo tiempo, los científicos también venían advirtiendo de que la pérdida de biodiversidad podría generar la aparición de nuevos virus pero, de nuevo, hicimos caso omiso. En consecuencia, la pandemia afectó a la salud y a la economía, aunque el parón económico contribuyó a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al seguir dependiendo de los combustibles fósiles, en lugar de haber comenzado la transición energética a finales del siglo pasado, cuando la pandemia se controló, las emisiones volvieron a aumentar. Por otra parte, cuando Rusia decide invadir Ucrania, al seguir con un modelo económico “carbonizado”, sentimos los estragos de esa dependencia.
¿Cómo ha evolucionado la relación entre las compañías energéticas y las grandes aseguradoras?
Las compañías energéticas necesitan seguros para operar. Como señalaba, nuestra economía depende demasiado de los combustibles fósiles y esto impacta en el sector asegurador. Sin embargo, al mismo tiempo, este sector es esencial —junto con el financiero— para impulsar la transición del sector energético. Hay compañías energéticas que están demostrando que la transición es posible. Por tanto, a través de los seguros, se puede influir en la transición de las empresas energéticas, como también puede hacerse con los productos y servicios financieros.
“El sector asegurador es esencial, junto con el financiero, en el impulso de la transición de las empresas energéticas”
¿Qué otros sectores se están viendo especialmente afectados por esta situación?
Todos los sectores requieren energía para su actividad y, por tanto, todos se ven afectados, unos más que otros. Por ejemplo, la industria siderúrgica, que debe dejar de utilizar carbón. En España, muchas de las empresas de este sector utilizan hornos eléctricos, aunque la electricidad que usan se genera principalmente con gas. La quema de gas emite metano, que es otro gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento 80 veces mayor que el del dióxido de carbono (CO2) durante los 20 años después de su liberación a la atmósfera. El transporte es otro sector. Al mismo tiempo, el sector agropecuario también genera metano.
¿Podría hablarnos de las herramientas con las que cuenta el sector asegurador para poder cumplir un papel importante en la transición energética y el desarrollo tecnológico sostenible?
El sector asegurador cuenta con su principal herramienta que son las propias pólizas de seguros. Estas deben tener en cuenta los riesgos climáticos y ambientales del riesgo asegurado. Hay que internalizar estos elementos a la hora de analizar y establecer las condiciones contractuales de las pólizas.
Al mismo tiempo, el sector asegurador también tiene un papel destacado como inversionista, y a la hora de tomar decisiones de inversión, así como de los sectores en los que decide invertir. Debe analizar cómo contribuyen estas inversiones al cambio climático, a la pérdida de diversidad biológica, a la contaminación, etc. Para esto hay que tener una visión de medio y largo plazo.
Igualmente, el sector asegurador tiene que establecer políticas de aseguramiento claras y decididas que tengan en consideración la protección del sistema climático y del medioambiente. Ya se han empezado a establecer políticas que impulsan el cese del uso del carbón, pero hay que hacer mucho más. También debe ser transparente y reportar todos sus riesgos ambientales. Desafortunadamente, en la actualidad, no solo el sector asegurador, sino muchos otros sectores no están analizando bien los riesgos climáticos ni los riesgos ambientales.
Finalmente, considero esencial que las aseguradoras establezcan Planes de Acción climática como exige la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
“Otro desafío es la resistencia al cambio, algo muy humano, pero que trasciende a las corporaciones”
¿Qué medidas pueden tomar para minimizar los riesgos y costos ligados a la transición energética?
La mejor medida es impulsar la descarbonización a través de su actividad puesto que el mayor riesgo y costo es el climático y el de la degradación ambiental, junto con las herramientas que acabo de exponer.
¿Cuáles son los retos regulatorios que enfrentan las aseguradoras al involucrarse en la transición energética?
Siempre existen riesgos regulatorios. Es un hecho que estamos en una transición y que los cambios normativos se generan con mayor rapidez que hace unas décadas. Por ello, es esencial contar con equipos bien formados en materia de cambio climático y transición energética que sean capaces de vislumbrar esos cambios para estar preparados.
¿A qué desafíos se enfrenta el sector asegurador a medio y largo plazo y cómo podrán lograrse con éxito?
Yo creo que uno de los mayores desafíos del sector asegurador y de muchos otros sectores es la falta de personal capacitado para entender en profundidad las cuestiones climáticas y ambientales, cuestiones que son complejas, para diseñar productos y políticas acordes con la realidad física. Esto podrá mejorar con los relevos generacionales. Al mismo tiempo, otro desafío es la resistencia al cambio, algo muy humano, pero que trasciende a las corporaciones. Estamos en momentos de transición y de incertidumbre, pero hay que tomar decisiones que generen cambios profundos, pues no podemos seguir el mismo camino que nos ha conducido a la situación actual.
Perfil de la entrevistada
Ana Barreira es abogada y Directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). LL.M en Estudios Jurídicos Internacionales (New York University) y en Derecho Ambiental (London University).
Fue asesora legal para la Presidencia Española de la Unión Europea de 2002 y ha trabajado como consultora internacional en proyectos del Banco Mundial y de la Comisión Europea. Es profesora adjunta del IE School of Politics, Economics and Global Affairs.
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