A punto de celebrarse en Bogotá las Jornadas Global Risks Latam Sur de MAPFRE, foro que reúne a los expertos de Grandes Riesgos de la región, Manuel Aguilera, Director General del Servicio de Estudios MAPFRE, analiza la situación del mercado asegurador latinoamericano y los factores clave que inciden en su crecimiento.
- ¿Cómo resumiría la evolución del mercado asegurador en LATAM y cuáles serían los principales factores que han facilitado el crecimiento del mismo en los últimos años?
En 2017, el volumen total de primas del mercado asegurador de América Latina ascendió a 159.217 millones de dólares, el 54,6% de las cuales correspondieron a seguros No Vida, y el 45,4% restante a seguros de Vida. Los mercados de seguros de la región han mostrado un crecimiento positivo y equilibrado en los últimos años, como lo demuestra el análisis de la evolución de los indicadores de penetración (primas/PIB), densidad (primas per cápita) y profundización del seguro (relación entre las primas de los seguros de Vida respecto de las primas totales) en la década 2007-2017.
Respecto a la penetración del seguro, el porcentaje de primas en relación al PIB ha aumentado 0,6 puntos porcentuales en dicho período, lo que indica que la industria aseguradora va siendo cada vez más importante en el funcionamiento de la economía latinoamericana. Además, la participación de los segmentos de Vida y de No Vida en dicho indicador ha ido convergiendo en los últimos años, con una mayor participación de los seguros de Vida, lo que sucede cuando se está produciendo un proceso de maduración de los mercados aseguradores. De manera agregada, a lo largo de la pasada década la penetración total en la región se elevó un 27,8%, con un crecimiento acumulado del 58,7% en Vida y del 10,1% en No Vida en dicho lapso.
Por otra parte, la densidad también ha mostrado una tendencia creciente en el periodo 2007-2017, con un aumento del 65,1%, hasta alcanzar los 259,5 dólares. La mayor parte del gasto por persona en seguros siguió concentrado en el segmento de No Vida (141,7 dólares), aunque el aumento acumulado de la densidad de los seguros de Vida ha sido mayor, elevándose de 57,5 dólares en 2007 a 117,8 dólares en 2017.
Por último, el índice de profundización del seguro (relación entre las primas de los seguros de Vida respecto de las primas totales), indicador que muestra de manera empírica el grado de sofisticación o madurez de los mercados aseguradores, ha tenido una evolución de constante aumento en los últimos años, en los que se ha producido un incremento de 8,8 puntos porcentuales a nivel regional.
“El índice de profundización del seguro, indicador que muestra de manera empírica el grado de sofisticación o madurez de los mercados aseguradores, ha tenido una evolución de constante aumento en los últimos años”
El desarrollo de los mercados de seguros latinoamericanos se encuentra fuertemente vinculado a dos factores. Por una parte, el bajo nivel de penetración de los seguros en las economías de la región hace que la elasticidad de la demanda de seguros al crecimiento económico sea mayor que en otras economías más desarrolladas, por lo que crecimientos moderados del PIB suelen traducirse en crecimientos mayores de las primas de seguros. Esto es especialmente relevante en los seguros de Vida, en los que la brecha de protección de los seguros respecto a otros mercados más desarrollados es mayor que en los seguros de No Vida. Y por otra parte, el propio crecimiento económico que, salvo en los períodos recesivos de crisis económica, ha impulsado el consumo, el ahorro y la demanda de crédito en la región, lo que influye positivamente en el negocio asegurador. Asimismo, la introducción de incentivos fiscales al ahorro a través de productos aseguradores, de seguros obligatorios, así como esquemas de colaboración público-privada con participación de la industria aseguradora, están contribuyendo también a una mayor penetración de los seguros en algunos de los mercados de la región.
- ¿Qué papel juega en el mercado asegurador el comportamiento desfavorable de los tipos de cambio de las monedas regionales?
El comportamiento de los tipos de cambio es un factor clave en el negocio de las entidades aseguradoras. Una evolución desfavorable no prevista de los mismos repercute directamente en la rentabilidad técnica, al incrementarse el coste de los siniestros; situación especialmente relevante en el caso de mercados emergentes como los latinoamericanos. En este sentido, debe tenerse en cuenta que los materiales para llevar a cabo las reparaciones de bienes asegurados en muchos casos son objeto de importación, y que la depreciación de la moneda termina traduciéndose en un incremento generalizado de los precios de bienes y servicios, en particular en economías netamente importadoras. Los tipos de cambio también impactan en el coste del reaseguro, cuyos contratos se negocian en monedas fuertes.
A estos efectos directos debe sumarse el impacto indirecto que puede suponer la posible salida de flujos hacia el exterior y la reacción de las autoridades monetarias del país en defensa de su moneda, con incrementos en los tipos de interés. Estas salidas de flujos y el endurecimiento de las políticas monetarias repercuten en la demanda doméstica ralentizando la economía y, por ende, la demanda de los productos de seguros. También pueden impactar en el valor de los activos y en el valor del excedente de las entidades aseguradoras si no han gestionado adecuadamente el riesgo de tipos de cambio, presentando un descasamiento en la moneda de sus compromisos por las obligaciones asumidas en los contratos de seguros y la de los activos que respaldan estos compromisos.
Por último, pero no menos importante, el comportamiento desfavorable de los tipos de cambio tiene un impacto en los grupos multinacionales, ya que el volumen de negocio y los resultados que se agregan al consolidar las cuentas de la matriz se reducen, además de impactar en el valor de los fondos propios por las inversiones localizadas en esos países.
- En su opinión, ¿cuáles serían los elementos necesarios para potenciar el incremento del índice de penetración del seguro en las grandes corporaciones de la región?
Las medidas necesarias para incrementar la penetración de los seguros en la economía deben incidir tanto en los factores relacionados con la demanda como en la oferta de productos de seguros.
Por el lado de la demanda, existen varios elementos esenciales. En primer lugar, en el ámbito de los factores de naturaleza estructural, está la dinámica del crecimiento económico y la estructura de la distribución de la renta. En términos generales, el mayor dinamismo de una economía, y con este el aumento de la renta personal disponible, eleva la demanda de seguros, en especial cuando los niveles de penetración son relativamente bajos. Asimismo, la estructura de la distribución de la renta es un factor que afecta la forma en que la renta personal disponible eleva la capacidad de consumo ante crecimientos de la economía.
En segundo lugar, influyen los niveles de educación financiera. Una sociedad con mayores niveles de educación financiera mostrará una mayor tendencia a la demanda de productos financieros, entre ellos los de seguros.
Un tercer factor se refiere a la implementación de medidas para propiciar que la industria de seguros incursione en nuevas áreas de la actividad económica y social, tales como los sistemas de pensiones o la prestación de servicios sanitarios, de forma complementaria a los sistemas públicos.
En cuarto lugar, la implantación de seguros obligatorios como un mecanismo para tutelar diferentes aspectos de interés público que, simultáneamente, amplíen la participación del seguro en las actividades sociales y económicas de un país.
Un quinto factor que influye en la demanda de seguros se refiere a la aplicación de incentivos fiscales como vía para estimular su utilización, tanto para propiciar una mejor gestión de riesgos como para incentivar la elevación del ahorro de medio y largo plazos en la economía.
Y finalmente, las políticas de inclusión financiera pueden elevar la demanda de seguros, en la medida en que permiten que una proporción mayor de la población (en especial la de menores rentas) acceda a mecanismos de protección y compensación de riesgos que les permitan mejorar sus niveles de bienestar.
Por el lado de la oferta, son cinco los factores relevantes. En primer término, la actividad aseguradora (como ocurre con el sistema financiero en su conjunto) se encuentra sujeta a un marco de regulación prudencial para preservar su solvencia, el cual constituye un aspecto clave para explicar la operación y desempeño de las entidades aseguradoras y, en esa medida, su capacidad en la generación de la oferta de servicios de aseguramiento. La implantación de sistemas regulatorios basados en riesgos puede mejorar el entorno pro competitivo de los mercados aseguradores, siempre que se desarrolle una infraestructura adecuada para la implantación de estos sistemas.
Un segundo factor tiene que ver con las posibilidades de acceso al mercado por parte de nuevos participantes, así como a capital complementario para la expansión de las entidades aseguradoras. Esta dimensión influye en la posibilidad de ampliar la oferta de aseguramiento en el medio y largo plazos y los niveles de competencia en esos mercados.
“La inversión en infraestructuras y en otras grandes industrias eleva el crecimiento potencial de las economías de la región y la calidad de vida de las sociedades, y por ello constituye un aspecto clave a la hora de diseñar políticas públicas. El sector asegurador, en su papel de inversor institucional, puede jugar un papel destacado en este sentido.”
Un tercer factor se refiere a los canales para la distribución de los seguros. Por las características de este tipo de productos, la ampliación de la cobertura aseguradora se halla fuertemente influida por la posibilidad de acceder a nuevos canales, más allá de los mecanismos tradicionales de intermediación. Un adecuado equilibrio entre canales puede ayudar también a incrementar la penetración de los seguros.
En cuarto lugar, está la elevación de la eficiencia en gastos (administrativos y de adquisición) como una precondición para no solo incrementar la oferta de estos servicios, sino también que estos se pongan a disposición de los consumidores a precios competitivos y asequibles.
Finalmente, en una dimensión cualitativa, un quinto factor por el lado de la oferta tiene que ver con las facilidades que el mercado, en general, y el marco normativo, en particular, ofrecen a la innovación, es decir, a la posibilidad de que las entidades diseñen y lleven con oportunidad al mercado nuevos productos que se ajusten de la mejor manera a las necesidades de los asegurados.
- ¿Qué impacto tienen las catástrofes naturales en una región tan sensible a la competitividad basada en precios? ¿Cómo cree que afectará en la evolución del mercado asegurador de la región?
Durante 2017, se produjeron 19 catástrofes naturales y siniestros antropogénicos en Latinoamérica y el Caribe. En septiembre de ese año el huracán Irma (el que mayores pérdidas ha ocasionado nunca en el Caribe) tocó tierra con intensidad de categoría 5, y, dos semanas más tarde, el huracán María lo hizo en Dominica azotando las islas del Caribe y Puerto Rico.
“Las catástrofes naturales impactan en los ratios combinados y rentabilidad de las compañías reaseguradoras, así como en la tarificación de los seguros y las renovaciones de los contratos de reaseguro, en un mercado que ante la ausencia de catástrofes significativas se había vuelto muy competitivo en cuanto a precios.”
Se estima que estos fenómenos causaron en torno a 1.375 víctimas y originaron daños económicos en la región que se han estimado en 31,6 millardos de dólares, de los cuales 5,1 millardos estaban asegurados quedando por tanto una parte importante de daños sin asegurar. Esto pone de manifiesto la elevada brecha de protección de seguros que existe en la región en la cobertura frente a este tipo de fenómenos catastróficos; debilidad que, al mismo tiempo, es una gran oportunidad para el desarrollo de la industria aseguradora en esta área.
Otras catástrofes que tuvieron un impacto importante en América Latina en 2017 fueron los terremotos de México. El 7 y 19 de septiembre se registraron en Chiapas y Puebla dos terremotos de magnitudes 8,2 y 7,1 en escala Richter, respectivamente, que ocasionaron 298 muertes. Las pérdidas económicas, según estimaciones de AIR Worldwide, oscilarían entre 1,3 y 3,7 millardos de dólares. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros reportó 42.795 solicitudes de indemnización por los sismos de septiembre de 2017, con un coste estimado de 25.123 millones de pesos (1.329 millones de dólares).
Las catástrofes naturales impactan en los ratios combinados y rentabilidad de las compañías reaseguradoras, así como en la tarificación de los seguros y las renovaciones de los contratos de reaseguro, en un mercado que ante la ausencia de catástrofes significativas se había vuelto muy competitivo en cuanto a precios. 2018 parece que de momento está siendo más benigno, pero en 2017 los daños asegurados consecuencia de catástrofes naturales supusieron el 8% de las primas directas de seguros de daños suscritas globalmente y se estima un ratio combinado para el reaseguro mundial en torno al 115% (92% en 2016). Ante esta situación cabe esperar presión en el sector por obtener resultados técnicos positivos en 2018.
La presencia de este tipo de riesgos de naturaleza en América Latina, aunada a otros factores de naturaleza macroeconómica que modificarán el comportamiento de los flujos de capital a nivel global, sugieren que no es desdeñable la posibilidad de una reacción de endurecimiento del mercado reasegurador que pudiera llegar a afectar las coberturas catastróficas en la región.
- Las grandes inversiones en infraestructuras así como en otras grandes industrias, son una manera de incentivar el crecimiento económico y potenciar el desarrollo social de las regiones. ¿Cómo cree que está afrontando la región de LATAM este reto?
Efectivamente, la inversión en infraestructuras y en otras grandes industrias eleva el crecimiento potencial de las economías de la región y la calidad de vida de las sociedades, y por ello constituye un aspecto clave a la hora de diseñar políticas públicas. El sector asegurador, en su papel de inversor institucional, puede jugar un papel destacado en este sentido.
Por las características de su modelo de negocio, la industria de seguros canaliza importantes montos a la economía a través de la inversión de los recursos que respaldan sus provisiones técnicas, lo cual es particularmente importante en el caso del segmento de los negocios de Vida. Por ello, una regulación que reconozca adecuadamente esta naturaleza del negocio asegurador, y el propio desarrollo de la industria, permitirán que el sector asegurador contribuya cada vez más al proceso de financiación de medio y largo plazo de la economía y, en consecuencia, a la formación de capital y al desarrollo en América Latina.
“La normativa en materia de seguros en la región ha comenzado a moverse gradualmente hacia esquemas del tipo Solvencia II, en los que la regulación se basa en la medición y gestión de riesgos, lo que podrá permitir regímenes de inversión que, al tiempo que satisfagan las necesidades operativas de la industria, coadyuven a su función como gran inversor institucional.”
En este sentido, aún queda un importante trecho por recorrer. No obstante, la normativa en materia de seguros en la región ha comenzado a moverse gradualmente hacia esquemas del tipo Solvencia II, en los que la regulación se basa en la medición y gestión de riesgos, lo que podrá permitir regímenes de inversión que, al tiempo que satisfagan las necesidades operativas de la industria, coadyuven a su función como gran inversor institucional.
- En los próximos días MAPFRE celebrará en la ciudad de Bogotá las Jornadas Global Risks de LATAM Sur donde se reunirán expertos en gestión de grandes riesgos ¾clientes, reaseguradoras, aseguradoras¾ para debatir sobre la situación del sector y las necesidades, tendencias y retos del futuro. ¿Qué valor cree que aporta a la región este tipo de foros y encuentros especializados del sector asegurador?
El sector asegurador desarrolla una actividad que, por hallarse íntimamente vinculada al funcionamiento económico y social, está en constante cambio. Por ello, la celebración de este tipo de encuentros especializados, resulta de la mayor importancia. Estos foros no solo ofrecen la posibilidad de actualizar el conocimiento sobre los últimos desarrollos técnicos en materia aseguradora y reaseguradora, sino que también permiten mantener el pulso de lo que ocurre en la región en términos de los riesgos y su adecuada gestión, así como del desempeño de sus mercados aseguradores y reaseguradores.
Manuel Aguilera
Manuel Aguilera es un economista de reconocido prestigio, formado en el Instituto Nacional de Administración Pública de México, y que ha sido también presidente de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas de México, así como del Comité de Seguros y Pensiones Privadas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS). Desde octubre de 2015 ocupa el cargo de Director General del Servicio de Estudios de MAPFRE.