Contestamos a esta pregunta hablando del ‘Corredor del Hidrógeno del Ebro’, un proyecto que busca potenciar la coordinación interterritorial entre iniciativas vigentes en el norte de España para contribuir al despliegue rápido y eficiente de la economía del hidrógeno.
El hidrógeno es un vector energético clave en la transición energética y el crecimiento económico global, trasciende su ámbito de gran industria a través de pequeños ecosistemas estructurados para facilitar la producción a escalas más pequeñas, pero con mayor impacto positivo en la zona. Para que este desarrollo se afiance, muchos de estos valles de hidrógeno se unen en alianza. El Corredor del Ebro es uno de estos proyectos que busca potenciar la conexión interterritorial y servir como nexo entre iniciativas regionales, en este caso, en el noreste de España. En estos momentos no hay en la Unión Europea una iniciativa como esta, que involucra a cuatro regiones punteras en diferentes aspectos complementarios entre ellos y a una gran iniciativa privada. Este nuevo ecosistema está llamado a jugar un papel protagonista en la descarbonización de la industria circundante, al tiempo que mejora su competitividad y atrae nuevas inversiones.
El proyecto está sustentado por la asociación del Corredor Vasco del Hidrógeno, el Valle del Hidrógeno de Cataluña, la Fundación Hidrógeno Aragón y la Asociación de la Industria de Navarra. La creación del corredor ha contado además con el impulso de SHYNE, el mayor consorcio multisectorial de España para el hidrógeno renovable.
La voz del experto
Fernando Palacín, director de la Fundación Hidrógeno de Aragón, nos habla de las claves para impulsar la economía de hidrógeno a diferentes escalas y nos muestra los éxitos alcanzados en el proyecto del Corredor del Ebro, referencia internacional de un ecosistema adaptado al desarrollo de la industria.
¿Cómo se puede potenciar la economía del hidrógeno a escala regional?
Las tecnologías ya están a pie de calle y en el mercado, es tiempo ahora de seguir desarrollando proyectos empresariales respaldados por las apuestas de los gobiernos regional, nacional y europeo. Gracias a los programas de apoyo se ha dinamizado el sector privado. En Aragón, somos conscientes del potencial que tenemos para producir hidrógeno verde, pero además deseamos que gran parte se consuma aquí, beneficiando a diversos sectores económicos y buscando estar a la cabeza de la fabricación de bienes de equipo, materia en la que ya tenemos bastante camino recorrido. El conocimiento y la formación de los mejores profesionales aportan valor a nuestro tejido empresarial.
¿Cómo se da este despliegue rápido y eficiente de la industria?
Trabajando en toda la cadena de valor del hidrógeno, no solo en el plano tecnológico (producción, distribución y aplicaciones) sino también en todas las áreas transversales (regulación, normativa, formación, etc.) que la Fundación detectó como claves hace 20 años y que hoy son esenciales a la hora de ejecutar cualquier proyecto industrial.
¿Quiénes son los principales actores implicados en este desarrollo? ¿Cuál es su papel?
Hay un amplio abanico de ellos, tanto del sector privado como del público. Si atendemos de nuevo a toda la cadena de valor, tenemos desde el sector de las energías renovables hasta productores de hidrógeno, sin olvidar a toda la fase de la distribución o a las áreas de aplicación final como movilidad, transporte, química, etc.
La Administración, por su parte, acompaña y sostiene. Ha sido y es el catalizador y ha incentivado una actitud de impulso permanente, pues ha visto en estas tecnologías una vía de desarrollo tecnológico e industrial. Aquí, el Gobierno de Aragón ha impulsado una estrategia bien definida y plasmada en sucesivos planes para que las empresas y entidades —no solo aragonesas— recapacitaran, identificaran oportunidades y pudieran diversificar su actividad hacia las tecnologías del hidrógeno, que para muchas era terreno desconocido.
¿Podría hablarnos de los principales beneficios para la ciudadanía y el entorno si se da este tipo de ecosistema energético?
Los más evidentes son la descarbonización de la economía y la creación de empleo y riqueza.
¿A qué se puede aspirar ante el afianzamiento de la industria del hidrógeno?
Las oportunidades del hidrógeno están en ser una tecnología que puede descarbonizar los sectores de actividad en nuestro país. El objetivo es poder transformar la industria para que sea capaz de atender las necesidades de equipamiento y productos que el sector del hidrógeno demandará. Para ello es clave incrementar la transferencia tecnológica desde los sectores de conocimiento (universidad y centros de investigación) hacia las empresas.
¿Cuál es la hoja de ruta para del sector en el desarrollo de los valles de hidrógeno y en qué punto se encuentra?
Estos valles son iniciativas que impulsan la creación de grandes proyectos de hidrógeno mejorando la competitividad del proyecto en sí. Esto fomenta el trabajo en otros aspectos, como la identificación y el desarrollo de normativas y regulación, y la formación que se necesita. Son proyectos que benefician al propio despliegue del hidrógeno, pero dada su dimensión no dejan de atender a los desafíos con los que se encuentra cualquier sector que integra a una nueva tecnología emergente de tanto calado como esta.
¿Cuáles diría que son las principales dificultades que afrontan en la actualidad, y cómo esperan superarlos con éxito?
Las dificultades no dejan de ser oportunidades. En el caso que nos ocupa, la competitividad de esta tecnología requiere una escalabilidad que mejore los costes tanto de inversión como de operación, así como la definición de la regulación necesaria para tratar al hidrógeno con el nuevo enfoque que se le está dando. Por supuesto, también la formación, capacitar a los técnicos que va a necesitar el sector de aquí a corto plazo. Por último, incrementar los esfuerzos en dar a conocer la tecnología a todos los actores de aquellos sectores que van a tener algo que decir y por supuesto a los usuarios finales, que somos todos.
Ha participado en este artículo…
Fernando Palacín Arizón es doctor ingeniero industrial por la por la Universidad de Zaragoza, Máster en Administración de Empresas por la UNED y AMP por el Instituto de Empresa. Ha desarrollado su carrera en el campo de las energías renovables, siempre desde su faceta de I+D+i y su prolongación al mundo empresarial e industrial.
Comenzó su carrera profesional en el sector de la energía solar, para posteriormente unirse al Centro Nacional de Energías Renovables. En 2013 se incorporó a la Fundación para el Desarrollo de las Nuevas Tecnologías del Hidrógeno en Aragón (FHa) como director de Proyectos y posteriormente, en 2014, como director gerente de la entidad.
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