La sostenibilidad es un objetivo compartido por las principales industrias estratégicas y, concretamente, en el transporte aéreo, un desafío transversal de todas las economías del planeta. La tecnología y los combustibles son claves de este reto de economía circular en la aviación.
Este objetivo de sostenibilidad y bajo impacto ambiental no son características de un modelo de empresa, sino un requisito para formar parte del mercado internacional. Para integrarlo en el sector aeronáutico, está siendo necesaria la participación de muchos agentes económicos y una estrategia compartida con otras actividades esenciales.
“Tras un periodo de incertidumbre motivado por la crisis económica de la Covid-19, nos encontramos ante un nuevo sistema de aviación sostenible que puede situar al sector aeronáutico y aeroespacial en una posición de liderazgo en la cadena de valor. Este punto de inflexión ha dado un giro en el compromiso de lograr una reducción drástica de las emisiones de efecto invernadero, con una posición que permite alinearse con la hoja de ruta de la Unión Europea para implementar una transformación hacia la neutralidad climática”, expone Rocío Ruiz, líder en la investigación de Movilidad Sostenible y del Futuro en AIMPLAS (Instituto Tecnológico del Plástico), cuya estructura interna cuenta con áreas dedicadas al reciclado, la reutilización, la valorización de residuos y la creación de nuevos materiales reciclables. Su conexión con el sector aeronáutico se lleva a cabo mediante proyectos de I+D+i.
Desafíos y trazas de una transformación
En el desarrollo de una industria más sostenible, la aeronáutica centra sus esfuerzos en dos acciones de gran impacto. Por un lado, la migración de un sistema de energía totalmente basado en combustibles fósiles hacia un modelo de transporte aéreo seguro, fiable y accesible, orientado a las cero emisiones.
Otro de los grandes retos es la reciclabilidad de los materiales y cómo maximizar sus propiedades, mejorando la eficiencia de las técnicas de reutilización. Desde AIMPLAS advierten de que este propósito “requiere una importante inversión en nuevas infraestructuras que permitan una mayor disponibilidad de las nuevas fuentes de energía”. Este reto implica la colaboración de toda la cadena de valor de forma estable y a largo plazo mediante una apuesta por:
- Materiales y configuraciones de diseño que mejoren la eficiencia, el peso y el ruido
- Modelos y herramientas de simulación
- Energías alternativas para una propulsión eléctrica e híbrida
- Tecnologías de reparación, monitorización y predicción de la operatividad
- Reciclabilidad y valorización de residuos
Encaminándose hacia una economía circular
Uno de los principios fundamentales de la circularidad es la eficiencia productiva, que parte de la elección de materiales proclives a la reutilización o la rehabilitación. “Existe un gran interés en los materiales híbridos termoplásticos y los procesos de fibra corta, además de los materiales de fuentes bio-basadas y de reticulación reversible”, asevera Rocío Ruiz.
En este contexto común con otras industrias, destacan tres acciones clave que se van integrando en el sector:
- La entrada de material con mayor contenido reciclado o de origen biológico
- La reutilización de desechos de fabricación de material compuesto para aplicaciones del interior de la cabina
- La salida mediante la producción de segundas aplicaciones para otros sectores con desechos de materiales compuestos
Estos principios de la economía circular también se están implementando en otras fases, como la concepción, el diseño, la operativa o el mantenimiento. Las principales administraciones impulsan esta integración con proyectos I+D+i que promueven estos criterios y fomentan marcos regulatorios para el reciclado y la reutilización de componentes. “La contribución del sector aeronáutico a la transición ecológica está siendo activa. Las evidencias de este posicionamiento son las actuaciones en el ámbito de la innovación del Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE) del sector aeroespacial, donde uno de los objetivos específicos es capacitar a la industria en tecnologías y sistemas cero emisiones”, insisten desde la organización.
Innovación por delante de la normativa
Rocío Ruiz asegura que una de las principales necesidades de la industria es la creación de nuevos marcos regulatorios para el reciclado de materiales y componentes aeronáuticos, garantizando el cumplimiento de los requisitos de seguridad y fiabilidad indispensables en el sector. “Actualmente, el avance tecnológico se está llevando a cabo por delante de la normativa vigente”, apunta.
Este progreso tecnológico está centrando sus esfuerzos en la búsqueda de “materiales más ligeros y duraderos, herramientas de digitalización e inteligencia artificial para la mejora continua de los procesos”, aunque señala que también se está trabajando en la gestión del tráfico aéreo.
Esta visión integral de la economía circular en el sector es fundamental, que aspira a su implementación en cada fase de la industria. “Es necesario desarrollar tecnologías de reciclado y reutilización desde una etapa de diseño, que permita no solo maximizar la reutilización de los materiales, sino incorporar otros aún más reciclables”, concluye la experta.
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Rocío Ruiz es Ingeniera Industrial, Máster en Materiales Compuestos y experta en Promoción y Gestión de Proyectos y Actividades Internacionales I+D+i. Cuenta con más de siete años de experiencia en el sector aeronáutico, trabajando para Airbus Operations y la Fundación para la Investigación, Desarrollo y Aplicación de los Materiales Compuestos (FIDAMC) en proyectos de mejora continua, factoría del futuro, materiales avanzados y proyectos I+D.
Actualmente lidera las investigaciones en Movilidad Sostenible y del Futuro en AIMPLAS, una entidad sin ánimo de lucro perteneciente a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT).