Concebida tradicionalmente como una vía de larga distancia, la movilidad aérea comienza a hacerse un hueco en las grandes ciudades del mundo. Con el potencial de albergar tanto pasajeros como bienes y mercancías, las aeronaves eléctricas de vuelo vertical (EVTOL por sus siglas en inglés) han alcanzado un nivel óptimo de desarrollo con los más altos estándares de sostenibilidad previstos, tanto en vehículos como en infraestructuras. Ángel París Loreiro, profesor del Departamento de Sistemas Aeroespaciales, Transporte Aéreo y Aeropuertos de la Universidad Politécnica de Madrid, nos habla de los vertipuertos como futuro de la movilidad urbana.
Tras muchos años de investigación y desarrollo, la aviación urbana de corta distancia está cada vez más cerca de ser una realidad en las grandes ciudades del mundo. En Asia hay proyectos que se pondrán en marcha antes de 2025, mientras que Europa cuenta con un organismo regulador proactivo y con numerosos fabricantes de aeronaves eléctricas denominadas eVTOL (electrical-vertical take-off and landing). Como referencia y base de estos vehículos, las ciudades han de hacer hueco a los vertipuertos, infraestructuras que acogerán operaciones aéreas de despegue y aterrizaje vertical, tanto de personas como de bienes y mercancías. Ángel París Loreiro, Doctor Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, nos da las claves del afianzamiento de esta nueva movilidad.
“La Agencia Europea de Seguridad Aérea ha realizado estudios para conocer la aceptación y las principales preocupaciones de los ciudadanos ante este medio de transporte. Los resultados muestran una aceptación mayor del 80% y alrededor de un 70% de deseo de utilización, especialmente para el transporte de mercancías. Con los resultados de estos estudios se está trabajando en un marco regulador antes de 2025”, explica. Esta acogida viene respaldada por la cualidad inherente del transporte aéreo, la rapidez, que ayudaría a descongestionar las vías públicas y disminuir sustancialmente los tiempos de desplazamiento. Sin embargo, desde su puesta en marcha hasta su popularización es posible que haya una transición, según el experto, de “otros usos como los turísticos para realizar tours o excursiones”.
Respecto a su integración en las urbes, cuentan con la ventaja de que los vertipuertos solo requieren una superficie reducida, por lo que podrían aprovecharse espacios libres disponibles o azoteas. “Los vertipuertos pueden ser de dos tipos: en primer lugar, tendríamos los de mayor tamaño que actuarán como nodos de la red, que se podrían situar a nivel del terreno con una serie de instalaciones asociadas, aprovechando áreas disponibles en el entorno urbano; un segundo tipo serían los vertipuertos aislados que podrían ubicarse en las cubiertas de los principales edificios de los núcleos urbanos y que precisarán un número mínimo de instalaciones de apoyo”, asegura París Loreiro.
Grandes iniciativas en todo el mundo
El desarrollo de los vertipuertos está ligado a los vehículos a los que atienden y, aunque aún es pronto para evaluar los casos reales de éxito, existen infinidad de iniciativas y proyectos, mediante los cuales los fabricantes se tratan de posicionar de cara al futuro. “Hay prototipos avanzados como los de Airbus (UE), Boeing (EE. UU.), Embraer, EHang (China), Hyundai (Corea), o los de startups como Lilium y Volocopter (Alemania) o Joby (EE. UU.), entre otros. Para que estos prototipos puedan operar necesitarán una certificación, al igual que los pilotos o los propios operadores. La industria y los reguladores y supervisores tienen que ir de la mano para avanzar”, demanda el Doctor de la UPM.
En Europa, en abril de este mismo año, se abrirá el Urban-Air One en Coventry (Reino Unido), una iniciativa de Urban-Air Port y Hyundai -inicialmente como exhibición y para los juegos de la Commonwealth en Birmingham- y Ferrovial con la startup Vertical Aerospace, que ha anunciado la construcción de 25 vertipuertos en un futuro también en el Reino Unido, aspira a diseñar, construir y operar el conjunto de infraestructuras necesarias para la operación de taxis voladores, aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical en España.
París Loreiro asegura que el potencial de mercado es amplísimo, ya que puede consolidarse como el transporte rápido de personas y mercancías en la ciudad. “Su mercado objetivo será el que genere un mayor valor añadido para poder absorber la diferencia de costes respecto al transporte tradicional. Los estudios muestran que los ciudadanos valoran especialmente su utilidad para el transporte urgente en caso de necesidad médica, tanto de personal como de heridos o de otras necesidades”, afirma. En un contexto demográfico en el que la tendencia a la concentración de población en las ciudades se mantiene, estos servicios podrían convertirse en garante de bienestar. “Para su desarrollo inicial, cuentan con las ventajas de su flexibilidad y escalabilidad para adaptarse a las necesidades, pues podrían ser temporales e, incluso, desplegarse asociados a eventos concretos”, apunta el experto.
Además de las ventajas operacionales, los eVTOL podrían convertirse en un instrumento clave para el medioambiente. “ Aunque el número de usuarios que puedan hacer uso de ellos no será tan elevado como en otros medios de transporte, estamos hablando de infraestructuras de un tamaño contenido, cuyas aeronaves usuarias producen localmente cero emisiones y tienen un bajo impacto acústico, lo cual es un claro argumento a favor de la sostenibilidad”, afirma López Loreiro, que añade que también favorecerán la intermodalidad y ofrecerán un medio de transporte alternativo al terrestre que puede ayudar a reducir el tráfico en las grandes ciudades, tanto en su interior como en los accesos.
Desafíos de implementación
Como el resto de los transportes eléctricos, el desarrollo de los eVTOL avanza junto a la tecnología de las baterías y la precisión de la navegación. “Lógicamente, será necesario un proceso previo de certificación de las aeronaves, pilotos y operadores para el que aún se tiene que desarrollar la reglamentación”, expone el profesor de la UPM, que recuerda que el gran reto del transporte aéreo es siempre garantizar la seguridad, tanto en el sentido operacional como en el sentido de protección frente actos ilícitos. “Este es el principal desafío del marco regulador que se está desarrollando, pues los ciudadanos debemos percibir que son un medio de transporte seguro para que su futuro sea viable”. Las aeronaves, al ser eléctricas, tendrán unos comportamientos dinámicos diferentes y, por lo tanto, distintas capacidades de control en vuelo que habrán de tenerse en cuenta en los procedimientos de diseño y gestión del espacio aéreo, que llevará un progreso técnico: inicialmente las operaciones se realizarán con pilotos a bordo, posteriormente de forma remota para, finalmente y a largo plazo, hacerlo de forma autónoma.
Los inconvenientes relacionados con la seguridad serán prácticamente inobservables en la fase de diseño de los vertipuertos, ya que su integración en el paisaje urbano no precisará grandes alteraciones. “Hablamos de una infraestructura mucho más sencilla que un aeropuerto convencional, donde las operaciones de aterrizaje y de despegue son verticales en lugar de horizontales, y la maniobrabilidad de los eVTOL es mucho mejor. Se pueden ubicar en cubiertas de edificios, junto a infraestructuras de transporte, integrados en zonas logísticas, en áreas despejadas, zonas rurales o reutilizando zonas en desuso”, propone París Loreiro.
Aunque el avance en el perfilamiento de la movilidad aérea urbana es rápido y da pasos seguros, el experto asegura que aún es pronto para hablar de activación inmediata, si bien estamos asistiendo a una “proliferación de alianzas entre fabricantes de eVTOL y operadores de infraestructuras, buscando sinergias económicas o técnicas tras las que, posiblemente a medio o largo plazo, se consolidarán únicamente los más fuertes”. En esta hoja de ruta, el profesor de la UPM cree que lo previsible es que se conformen “redes de vertipuertos en núcleos urbanos densamente poblados y entre los que estén próximos entre sí. Para ello, será imprescindible el desarrollo de los sistemas autónomos y descentralizados de gestión del tráfico aéreo UTM (Unmanned Traffic Management) y su integración en el sistema existente”. Por los prototipos en marcha y los objetivos de los organismos reguladores y supervisores, el primer hito en su implementación podría darse en 2025, con la disposición de prototipos, operadores y pilotos certificados. A partir de 2030 podrían ser una realidad. “El objetivo último debería ser hacer posible a largo plazo el transporte de pasajeros mediante vehículos autónomos”, concluye.
Ha colaborado en este artículo…
Ángel París Loreiro es Doctor Ingeniero Aeronáutico, por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), director del Máster en Gestión de Sistemas Aeronáuticos y responsable de la coordinación docente del área de aeropuertos en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio en el mismo centro. Es profesor Titular de Universidad, adscrito al Departamento de Sistemas Aeroespaciales, Transporte Aéreo y Aeropuertos de la UPM.
Tiene más de 20 años de experiencia docente en la UPM, dirigiendo numerosos cursos y seminarios internacionales sobre planificación, construcción y operación de aeropuertos, tanto en España como en Latinoamérica, y más de 25 años de práctica en consultoría e ingeniería dentro del sector de las Infraestructuras Aeroportuarias. Ha participado en las principales actuaciones realizadas en España, ocupando puestos de responsabilidad en ingenierías del sector.
