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Refinería Sostenible Biorrefino

Las refinerías se transforman en sostenibles

Los combustibles, además de un recurso industrial estratégico, son un elemento clave en la descarbonización de los sectores económicos. Esta transformación energética, ineludible y urgente, no pasa necesariamente por el cierre de refinerías, sino por un cambio en el modelo de producción.

Atenuar el impacto ambiental de la actividad económica en todas sus fases, desde la producción hasta el uso y comercialización de los bienes, ha pasado de ser un compromiso opcional a un imperativo normativo dentro de la comunidad internacional. La transición del refino al biorrefino forma parte del compromiso compartido de transición energética, orientado especialmente al transporte y la industria.

José Ramón Freire López, director general de la Asociación Española del Bioetanol (Bio-E), nos habla de la necesidad de parar el cambio climático a partir de este elemento necesario para la sociedad y el desarrollo económico. “Cuando una refinería prescinde del petróleo como materia prima y utiliza biomasa o cultivos sostenibles es cuando hablamos de biorrefino. Esta transición se enmarca en las estrategias de economía circular y descarbonización, y puede proveer a España de energía renovable, proteína autóctona y biomateriales”.

Si bien todos los centros de producción tienen el potencial de implementar mejores técnicas para el uso de la energía e incorporar renovables, el impulso de la transformación viene de la vigente dependencia del petróleo, que “debe disminuir hasta desaparecer y obliga a un paulatino cambio más profundo”, afirma.

Plazos de un cambio imparable

La evolución del sector no se hará de una manera lineal, sino que tiene diferentes planos que avanzarán a un ritmo ajustado a la innovación y los requerimientos de la industria. “En este sentido podemos hablar de un cambio progresivo en el refino existente, pero al mismo tiempo de nuevas tecnologías y emplazamientos diferentes”, afirma Freire López.

La desestimación de la materia prima fósil “implicará la reubicación de algunas refinerías, porque ya no será tan importante estar en los puertos como cerca de las grandes áreas productoras de biomasa. También creará más riqueza en el entorno, pues las rentas de importación del petróleo no saldrán de la región y se potenciará a los proveedores locales de materias primas renovables y autóctonas”, asevera el experto.

El desarrollo progresivo del refino, más sostenible y eficiente, comienza por incorporar energía renovable en los procesos y técnicas de captura de carbono, y su procedencia pasa del petróleo del subsuelo a materias primas sostenibles con origen en la biosfera. “Eliminar los combustibles fósiles no solo tendrá un impacto positivo en las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que hará más democrática la energía. Las materias primas no se extraerán del subsuelo sino de la superficie de la tierra y el mar cobrará más importancia en este proceso cíclico y sostenible. Ya no habrá dependencia de las grandes bolsas de petróleo y gas concentradas en unos pocos países y podremos apoyarnos en una generación renovable que conduzca a una mayor autosuficiencia de los países, algo que también redundará en un menor abandono de la tierra, en el aprovechamiento de nuestros océanos, en la creación de riqueza local y en la disminución de conflictos por la energía”, confirma el director general de Bio-E.

Claves de un reto compartido

Un cambio de esta envergadura conlleva desafíos que se deben afrontar desde diferentes frentes y de la admisión de plazos asumibles, tal y como explica Freire López. “El reto pasa por que la sociedad y la administración sean conscientes de que los logros deben ser paulatinos: mejor una solución imperfecta que descarbonice hoy un 20% a otra que, por falta de viabilidad en el presente contexto tecnológico, social y económico, solo aporte una expectativa de descarbonización total en 2050”, admite. Estas medidas “imperfectas” podrían ser la base de sucesivas mejoras tecnológicas que, a largo plazo, sí alcancen la descarbonización de la economía.

En España se parte de un prometedor escenario, aunque el especialista de Bio-E considera que sería conveniente potenciar autonomía local. “El país fue líder, en su momento, en el desarrollo de biocombustibles, y aquí están algunas de las mayores biorrefinerías de Europa. Es un sector que está exportando la mayor parte de su producción, en muchos casos en manos de capital extranjero, que no reinvierte los beneficios en nuestro país por falta de un marco de apoyo al consumo y a la producción. Es una pena, porque desde hace dos décadas están sentadas las bases del biorrefino para una evolución tecnológica y un cambio de escala”, reconoce. “En relación con el hidrógeno renovable”, añade, “las empresas españolas están a la cabeza del pelotón a nivel mundial. En este caso sí se realizó una hoja de ruta acertada. Ahora el reto es tecnológico, de escala e inversión. En los próximos años deberá desarrollarse mucha más generación eléctrica baja en carbono o renovable”.

Como en otras industrias, desde Bio-E piden que se establezca una hoja de ruta específica para los ecocombustibles, que cribe los productos con baja huella de carbono. Es preciso, insisten, “analizar su estructura fiscal, diferenciándolos según su capacidad para descarbonizar la economía, crear empleo y potenciar la independencia energética y alimentaria de nuestro país”.

Otro de los pasos ineludibles para el experto es apoyar el despliegue de tecnologías renovables existentes, primando iniciativas a escala donde la mayoría de los elementos en la cadena de valor ya se han demostrado, creando mercado a corto plazo y favoreciendo la investigación a medio y largo. “No solo desde el punto de vista de la producción; es preciso potenciar su ascenso mediante una transición por el lado de la demanda a combustibles líquidos renovables, que puede apoyarse en la infraestructura existente de almacenamiento y distribución con elementos de consumo fáciles de adaptar, como barcos, aviones o camiones”, concluye.

Perfil Jose Ramon Freire-red sf

Fotografía y breve perfil del entrevistado

José Ramón Freire, Ingeniero Superior Industrial por la UPM en la Especialidad de Técnicas Energéticas, es director general de la Bio-E y de la Asociación Española de Amoniaco Renovable (AEAR), además de consultor energético y socio fundador de Linze Vehículo Eléctrico.

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