La creciente exposición de las ciudades al impacto de catástrofes climáticas ha impulsado la búsqueda de nuevas estrategias y tecnologías de ingeniería que protejan a la población y mejoren la resiliencia de las infraestructuras frente a fenómenos extremos.
De los principales azotes de la naturaleza, las precipitaciones intensas y las inundaciones son las que más amenazan las infraestructuras esenciales en España. Según un estudio publicado en la revista Geomatics, Natural Hazards and Risk, en el que participó la Universidad de Málaga, más de tres millones de habitantes están expuestos a sufrir los efectos de una inundación, y la pérdida económica potencial asciende al menos a 122.132 millones de euros.
Para abordar el papel fundamental que juega la protección civil en la prevención de daños, hablamos con Luis Mediero, catedrático en ingeniería hidráulica de la Universidad Politécnica de Madrid: “Las inundaciones provocan los mayores daños económicos tanto a nivel europeo como nacional. En España, alrededor del 70% de las indemnizaciones que realiza el Consorcio de Compensación de Seguros son asociadas a eventos de este tipo”, afirma. Estos fenómenos afectan especialmente a infraestructuras críticas como presas, puentes y sistemas de transporte.
Un desafío para infraestructuras esenciales
Además de los factores climáticos, la ordenación del territorio ha sido determinante en el aumento de la exposición y la vulnerabilidad ante riesgos de inundación. El uso del suelo, sobre todo cuando responde a una urbanización no planificada, ha supuesto la pérdida de superficies permeables y zonas naturales de absorción, ha modificado cauces fluviales y ha mermado espacios de desbordamiento controlado. Consecuentemente, las crecidas son responsables de daños significativos en infraestructuras como presas y puentes: “El sobrevertido por coronación en situaciones de avenida es la mayor causa de rotura de presas”, explica Mediero.
La gestión del territorio es, por tanto, esencial para mitigar los efectos de estos fenómenos naturales. Las soluciones basadas en ingeniería civil como presas, encauzamientos y desvíos de ríos juegan un rol crucial en ello. Luis Mediero pone como ejemplo la presa de Forata, que, durante la DANA sufrida en Valencia en octubre de 2024, permitió reducir considerablemente el caudal punta del río Magro, evitando graves daños en poblaciones aguas abajo: “En crecidas tan extremas como estas, las únicas medidas realmente efectivas serán las de protección estructural”, asevera.
La planificación urbana para reducir riesgos
La zonificación adaptada y la planificación urbana son factores fundamentales en la gestión de la exposición a riesgos derivados de una inundación. En España, un estudio reciente desvela que más de 3 millones de viviendas están construidas en zonas con algún tipo de riesgo de inundación, y tras la devastadora DANA de Valencia expertos y asociaciones ciudadanas demandan aplicar políticas urbanísticas más estrictas. “El Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables y las limitaciones al desarrollo urbanístico en zonas de riesgo son pasos importantes”, asegura Mediero. También añade que “la última modificación del Reglamento de Dominio Público Hidráulico ha puesto freno a la construcción de nuevas edificaciones en zonas inundables”, estableciendo limitaciones a los usos del suelo en zonas vulnerables. Todo esto va en consonancia con los planes de actuación autonómicos en caso de emergencia.
También existen iniciativas para mitigar el impacto de las catástrofes en colaboración con países del entorno: la Unión Europea coordina las normativas regionales para estructurar un escudo global. “Cada seis años, las diferentes Confederaciones Hidrográficas tienen que aprobar un plan de gestión de riesgos de inundación”, explica. Además de estas soluciones regulatorias, es fundamental el uso de tecnologías innovadoras para reforzar la protección de infraestructuras.
Nuevas soluciones para aumentar la resiliencia
Una de las prioridades durante y tras un evento climático extremo es el mantenimiento de servicios esenciales, como las líneas de transporte o la generación eléctrica. Para mejorar su resiliencia, es más efectivo integrarla en la fase de planificación: “Es más fácil diseñar una infraestructura que ya esté preparada para soportar estos riesgos que adaptarla a posteriori”, advierte el experto. En este sentido, las nuevas normativas para el diseño de presas ya incluyen la necesidad de considerar el cambio climático, y en un futuro próximo, avances similares se implementarán en carreteras y ferrocarriles.
También se han incorporado tecnologías y materiales innovadores que están cambiando la forma en que la ingeniería civil aborda la prevención de desastres: “En el caso de las edificaciones en zonas inundables, se pueden utilizar parámetros impermeables como láminas asfálticas o la aplicación directa de fluidos aislantes. Asimismo, se han desarrollado compuertas antinundación que impiden la entrada de agua por las puertas, y válvulas antirretorno que impiden su entrada por el alcantarillado y las tuberías de saneamiento”, expone.
La introducción de nuevas tendencias como las ciudades esponja (que buscan aumentar la permeabilidad del suelo y reducir las inundaciones) y la filosofía ‘room for the river’ (que consiste en dar más espacio a los ríos para promover desbordamientos controlados) se perfila como una de las principales estrategias a seguir en los próximos años, junto con la optimización de los sistemas de detección y alarma. “En nuestro caso, ahora tenemos en marcha el proyecto de investigación Flood2Now, que trata de desarrollar una herramienta en la que la población afectada sea una parte activa del sistema de alerta, mediante el suministro de fotos en tiempo real en una aplicación del móvil”, concluye.
Ha colaborado en este artículo…
Luis Mediero es Catedrático de Universidad en Ingeniería Hidráulica en la ETSI de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid. Es experto en inundaciones, y ha participado -y llevado la dirección- en varios proyectos de investigación tanto nacionales como europeos.
