La región ha puesto en marcha un plan de desarrollo de parques eco-industriales, dentro de un programa global coordinado por la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y financiado por la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos de Suiza (SECO). Jorge Urbina, Coordinador Nacional del proyecto, nos habla de la oportunidad que supone para el tejido industrial de Perú y de la hoja de ruta a seguir para su exitosa implantación.
En septiembre de 2020, el gobierno peruano anunció el inicio del plan ‘Desarrollo de Parques Eco-Industriales en la República del Perú’, un modelo de inversión que busca impulsar un progreso industrial inclusivo y sostenible en la región. La implantación, coordinada por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), comenzará con tres parques escogidos como potenciales ecoeficientes: el Parque Industrial La Chutana, a 60 kilómetros al sur de Lima, el Indupark, en Pucusana y el Sector 62, en Chilca, y se ejecutará en el plazo de dos años. La intención de la organización es hacer de estos un ejemplo demostrativo que permita ser replicado en todo el territorio latinoamericano.
Esta iniciativa parte del auge de parques industriales en la región con el objetivo de demostrar la viabilidad y los beneficios del enfoque “eco” en la ampliación de la productividad de los recursos y la mejora de los rendimientos económicos, ambientales y sociales del tejido empresarial, contribuyendo así a un desarrollo industrial inclusivo. Según ONUDI, un parque eco-industrial (PEI) se define como una comunidad de negocios de manufactura y servicios ubicada en una propiedad común, cuyos miembros buscan un desempeño industrial sostenible y rentable a través de la colaboración en la administración. “El primer paso sería pensar en la gestión de aguas conjuntas y en un sistema común de tratamiento de residuos líquidos y sólidos. También en energías renovables para uso del parque y de las empresas que lo conforman. Y, más importante aún, generar sinergias entre las compañías y simbiosis industrial. Es decir, que además de producir puedan aprovechar sus residuos, convirtiéndolos en insumos de otra empresa e incluso lleguen a generarse intencionadamente para su uso posterior”, expone Jorge Urbina, Coordinador Nacional del proyecto.
Este tipo de iniciativas, con un grado de maduración muy adelantado en Asia, están dando sus primeros pasos en el resto del mundo. “En Europa y en Latinoamérica aún estamos avanzando poco a poco. Este programa global está financiado por la Cooperación Suiza SECO, que ha invertido en siete países como estrategia mundial, entre ellos Perú y Colombia en Latinoamérica. Este último lleva la iniciativa porque ha pasado por una coyuntura favorable de descentralización y de construcción de zonas económicas especiales”, explica Urbina. Esto ha provocado una importante sinergia entre las regiones andinas. “Ambos proyectos están cooperando, Colombia desde una posición algo más avanzada en cuanto a fases, y pronto tendremos un encuentro con expertos para compartir determinadas prácticas. Existe un grado de colaboración muy importante, regional e internacionalmente”, asegura.
Un ilusionante proyecto en ciernes
Perú se encuentra en estos momentos en una fase de explotación manufacturera, con un prometedor futuro en la exportación y el propósito de ampliar sus áreas de actividad. Esta posición de supuesta desventaja respecto a otras regiones más industrializadas podría suponer, sin embargo, un importante aval de futuro. “Esta iniciativa llega con nuestros parques en un estado de maduración muy prematuro. Es más, aún se encuentran en una fase de captación de empresas. Eso podría ser una oportunidad, porque se puede establecer una estrategia para ver qué tipo de industria corresponde a cada contexto”, expone Urbina. “Estamos apostando por aglomerados empresariales que sirvan como vehículo de sostenibilidad, pero que además presenten una oferta de valor alternativo. Queremos que sean también vehículo de desarrollo económico”, añade.
Los beneficios de los PEI repercutirían tanto al tejido industrial como en el territorio que lo alberga, y supondrían un impacto positivo en la administración, las empresas, las ciudades y el medio ambiente, a través de logros tales como:
- Mejora de la competitividad y rentabilidad de los miembros.
- Reducción de riesgos económicos, sociales y ambientales.
- Instalaciones compartidas para potenciar el reciclaje.
- Creación de puestos de trabajo de calidad.
- Salud y seguridad mejoradas para empleados, y mejor calidad de vida para las comunidades.
- Acceso a nuevas tecnologías y finanzas.
- Uso reducido de materiales, agua, energía y químicos (tóxicos).
- Reducción de residuos a través de la circularidad de recursos.
Tal y como asegura Urbina, uno de los ámbitos que saldrá fortalecido de este modelo organizativo es la gestión de la seguridad, ya que “se trabaja en estándares de esta naturaleza con un mapeo de riesgos identificados, y un plan de acción para cada uno”.
Desafíos y oportunidades
Aunque la ejecución de esta iniciativa está resultando un éxito en aquellos territorios en los que se está llevando a cabo, pueden existir ciertas reticencias por parte de los empresarios, para lo que Urbina señala la necesidad de crear un marco regulatorio favorable. “La normativa tendría que ayudar a promover, a premiar y a generar incentivos para que se creen estos parques, y es algo en lo que se está trabajando. Particularmente en Perú existe alguna normativa en el ámbito, y una estrategia nacional a este respecto, pero se están identificando las brechas que pueden afectar al proyecto”. En este trámite también se están reconociendo “una serie de oportunidades donde enfocar los esfuerzos, a escala nacional, regional y local, siendo esta última la que más afecta a los parques, porque es la municipalidad la que otorga permisos y licencias”.
Además del desarrollo económico y ambiental, los PEI se han revelado como importantes centros de investigación y desarrollo, en los que ya se están integrando tecnologías tan avanzadas como la Inteligencia Artificial, la Robótica o la Sensorización, y donde se están generando eficiencias para las empresas y los parques, con activos de logística y e-commerce. “En un país como el nuestro es importante sumar a las universidades a este esfuerzo colectivo, algo que no había sucedido en los últimos 30 años. La intervención académica con la empresa es muy reducida, y por eso estamos promoviendo que se acerquen a este ecosistema para que ofrezcan servicios de negocio y consultoría. Existen facultades históricas muy potentes en Perú que pueden aportar mucho valor como profesionales de alto nivel e incluso alianzas con instituciones internacionales”. Todo este potencial sobre el papel ha comenzado a trasladarse a la hoja de ruta de las grandes compañías de la región. “Aunque es un proyecto demostrativo, este tipo de iniciativas ya ha tenido un rebote importante, y este en particular ha contado con una definida campaña de lanzamiento. Ya hay países en la región que se han interesado. Está generando ruido, y creo que eso es muy bueno”, concluye Urbina.
Ha colaborado en este artículo…
Jorge Urbina, Coordinador Nacional del Proyecto Global de Parques Eco-industriales Intervención en Perú, es Ingeniero Economista de la Universidad Nacional Ingeniería (UNI) y Máster en Ciencias con Mención en Proyectos por la misma universidad. Cuenta con más de 19 años de experiencia en comercio internacional, tanto en proyectos de gestión pública y privada.
En el sector público se ha desarrollado en diferentes áreas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y PROMPERU, siendo su último puesto alcanzado en el ámbito público el de Director General de las Oficinas Comerciales del Perú en el Exterior (OCEX).
Ha trabajado con organismos de cooperación internacional tales como el BID, Banco Mundial, Naciones Unidas, SIPO, CBI, UEROPEAID, USAID, CAF, CIDA, ITC entre otros, para algunos de los cuales ha sido consultor. Adicionalmente, se ha desempeñado como Gerente Central y Gerente General en la Asociación de Exportadores (ADEX) y es docente con experiencia de más de 10 años como profesor de maestría y pregrado de diversas universidades del más alto prestigio nacional. Actualmente se desempeña como consultor de Naciones Unidas, empresario y docente.