El derrumbe del Puente de Baltimore puso de manifiesto la importancia de los puentes urbanos y su relevante papel en el desarrollo económico y social de las ciudades. Prevenir daños estructurales y evitar interrupciones del servicio es, por tanto, algo fundamental.
La gestión de riesgos y el mantenimiento de estas infraestructuras esenciales ha ido evolucionando a lo largo de los años. Contamos de nuevo con Rubén Rodríguez Elizalde, Ingeniero Técnico de Obras Públicas para conocer los métodos y la tecnología al servicio de estos iconos y arterias de las grandes ciudades del mundo.
Velar por la seguridad de este tipo de estructuras es complejo y no existe un método único para lograrlo. “Las principales vulnerabilidades de un puente varían en función del diseño, de los materiales utilizados y de su entorno”, explica el experto, aunque existen cinco debilidades que suelen englobar los daños más comunes:
- De naturaleza estructural. Incluyen la fatiga y el desgaste de los materiales constitutivos del puente, la corrosión del acero o el deterioro del hormigón.
- Vinculadas con la acción ambiental. Engloban todas las condiciones contextuales del entorno en el que se halla la construcción.
- Asociadas al uso y la vida útil del puente: Tráfico, sobrecargas, impactos de los vehículos, etc.
- Vinculadas con falta de mantenimiento. Se empiezan a manifestar una vez puesto en funcionamiento.
- Antrópicas. Relacionadas con el uso inadecuado por parte del hombre, generalmente vinculado con actos vandálicos.
Claves de la prevención de riesgos
Los puentes, como elementos viales que soportan una actividad constante y exigente, no pueden usarse hasta su total desgaste o depender de una sustitución: son infraestructuras de larguísimo recorrido. Para que su constitución permanezca intacta y al servicio de los ciudadanos, es necesario llevar a cabo un cuidado continuo de sus elementos. “La clave de un mantenimiento preventivo está en el control y seguimiento de la evolución de la construcción a lo largo de su vida útil, a través de las distintas inspecciones que distingue actualmente la normativa”, asegura Rodríguez Elizalde, que destaca el reconocimiento estructural, esencial en el programa de conservación de un puente, ya que “permite obtener los datos suficientes para conocer en cada momento su estado funcional, resistente e incluso estético”.
Con todos los datos recogidos en estas inspecciones rutinarias se pueden determinar aquellas operaciones de mantenimiento o reparación que sean convenientes y, además, adoptar las medidas de seguridad apropiadas para evitar cualquier tipo de accidente. El ingeniero técnico expone los tipos básicos de inspección que contemplan los programas de revisión de los sistemas de gestión, ordenadas de menor a mayor complejidad:
- Inspección rutinaria. Se realiza de forma visual y puede ser llevada a cabo por personal no cualificado.
- Inspección principal. También se hace de forma visual, pero efectuada por personas con cualificación específica para ello.
- Inspección especial. Además de una inspección visual, como las anteriores, lleva pareja la realización de ensayos de reconocimiento y caracterización de elementos o materiales del puente.
“La inspección —vigilancia— y el mantenimiento proactivo de las distintas lesiones que pueda sufrir son esenciales para garantizar su seguridad y su funcionalidad a lo largo de su vida útil. Actuar en el mismo momento en que se tenga la primera constancia de cualquier deficiencia será siempre más rápido y menos costoso que aguardar a la evolución de ese daño”, añade.
Tecnología ante un incierto futuro
Como avanzamos en el artículo ‘Puentes urbanos: icono y estructura esencial de la ciudad’, los avances tecnológicos están influyendo de forma decisiva en el diseño y la construcción de puentes urbanos y en el ámbito de la seguridad lo hace especialmente a través de tecnologías de monitoreo y mantenimiento. Algunas de las técnicas más asentadas en su cuidado son:
- Sensores inteligentes y sistemas de monitoreo en tiempo real. Mecanismos que, integrados en la estructura del puente, pueden detectar tensiones movimientos y otros indicativos de desgaste o deterioro, permitiendo un mantenimiento predictivo y prolongando la vida útil de la estructura.
- Drones y robots, utilizados para inspecciones de puntos de difícil acceso, proporcionando datos precisos sin necesidad de andamios o de interrupciones en el uso del puente.
El impacto de los puentes urbanos en el día a día de una ciudad es innegable y cada vez se les exigirá mayor resistencia y durabilidad. “Se enfrentarán a importantes desafíos en el futuro, relacionados con su mantenimiento, pero también con su adaptación a las nuevas realidades —a nivel de exigencias, crecimiento urbano y cambio climático—, así como a nivel de sostenibilidad, pues se espera que estas construcciones cada vez minimicen más el impacto ambiental a través del empleo de materiales y de técnicas de construcción más ecológicas”, asegura Rodríguez Elizalde, que añade un reto también de trascendencia global: la financiación. “Las crisis económicas nos han demostrado la importancia de disponer de fondos suficientes para su construcción y mantenimiento”, concluye.
Ha colaborado en este artículo…
Rubén Rodríguez Elizalde es Ingeniero Técnico de Obras Públicas (Graduado en Ingeniería Civil), Graduado en Edificación y Doctor en Arquitectura y Patrimonio, además de titulado universitario en Prevención de Riesgos Laborales.
A nivel profesional, está especializado en patología y rehabilitación estructural, y ha desarrollado labores de gestión preventiva —fundamentalmente en los sectores de la construcción, del metal y de espectáculos—.
Destacan, en este sentido, la coordinación de seguridad y salud de obras de gran renombre, como la demolición final del Edificio Windsor en Madrid, la ejecución del Puente Puerta de Las Rozas, del Museo Municipal de Torrejón de Ardoz o de la Rehabilitación de la Vieja Imprenta de Madrid. Actualmente, colabora como docente en diversos centros universitarios como la Universidad Europea de Madrid o la Universitat Oberta de Catalunya.
