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España, hub TIC de Europa gracias al procesamiento de datos

Una situación geográfica privilegiada, excelentes infraestructuras en telecomunicaciones y el liderazgo en energías renovables convierten a nuestro país en un enclave estratégico para la instalación de ‘data center’ en los próximos años.

España se encuentra ante la posibilidad de volver a ser centro neurálgico de las redes comerciales internacionales, como ya lo fue hace siglos con la Ruta de la Seda. En el contexto actual de tecnificación, lo sería gracias al producto más consumido que circula alrededor del planeta: los datos. En una economía globalizada y digitalizada, donde los equipos informáticos y las redes, como el 5G, permiten fiar toda la capacidad de almacenamiento a las “nubes”, uno de los principales retos de las grandes empresas tecnológicas es el desarrollo de contenedores de datos para los miles de millones de usuarios que utilizan dichas “nubes”. Y en ese fundamento logístico de la economía 2.0 que son los data center, o centros de procesamiento de datos, nuestro país tiene mucho que ofrecer.

Un centro de procesamiento de datos es el lugar donde la “nube” se condensa en hormigón y ladrillo. Un espacio físico que alberga numerosos equipos informáticos —como servidores, sistemas de almacenamiento, fuentes de alimentación, redes y comunicaciones— para ofrecer servicios digitales a las propias empresas o a terceros. Suelen ser edificios de gran tamaño, compartimentados en salas y con sofisticados sistemas de refrigeración y seguridad, tanto digital como física. Se trata, pues, de verdaderas fortalezas para asegurar los flujos de datos a escala mundial. Y, según su uso, pueden ser de diferentes tipos:

      • Hiperescalar: Para dar servicio de nubes públicas (Google, Microsoft, AWS, etc.).
      • Colocation: Permiten a diferentes empresas, multinacionales o grupos almacenar sus datos en un mismo lugar, independientemente de donde operen físicamente.
      • Hosting: Dan alojamiento a web y aplicaciones de terceros.
      • Interconexión: Facilitan las comunicaciones entre organizaciones.
      • Uso interno: Gigantes tecnológicos como Meta (Facebook, Whatsapp…) o Amazon las usan para dar servicio a su propia actividad y usuarios alrededor del mundo.

Un mismo data center puede albergar varios usos y clientes.

 

Hacia la convergencia con los países FLAP

Actualmente en Europa hay cuatro actores principales en el procesamiento de datos, los llamados países FLAP, por las siglas de las ciudades que cuentan con mayor capacidad de procesamiento: Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París. No obstante, 2022 ha sido el año en el que España dio un paso al frente tomando la delantera en el sur de Europa para convertirse en el principal centro digital de la región, duplicando su capacidad en apenas 12 meses. Según datos del informe sectorial realizado por SpainDC, la asociación que reúne en España a los principales operadores de este mercado, el crecimiento de nuestro país será exponencial en los próximos años, convergiendo en capacidad con el FLAP hasta alcanzar cifras muy cercanas a las de París en 2026. En ese mismo estudio, se prevé un escenario en el que Madrid —tomado como referencia por ser el principal hub de centros de datos en España— aumentaría su capacidad hasta los 621 MW a final de 2026 y cuya inversión directa acumulada hasta ese año puede situarse en más de 6.000 millones de euros. A los que habría que añadir una inversión indirecta de, como mínimo, otros 10.000 millones de euros.

España es uno de los países más y mejor conectados dentro de Europa,
con una fuerte implantación de fibra


Fortalezas de la región

En esa convergencia, España está reduciendo la distancia respecto a los líderes del mercado gracias a una serie de ventajas que atraen tanto a las grandes compañías tecnológicas como a los inversores:

Una situación geográfica privilegiada para la recepción y distribución de datos, teniendo en cuenta la latencia (tiempo que tarda un paquete de datos en ir a un servidor y volver) óptima de la mayoría de aplicaciones; para videollamadas, por ejemplo, se sitúa por debajo de 65 milisegundos o para videojuegos on line es inferior a 50 ms. España estaría en un rango de alcance para establecer comunicaciones fiables con regiones como Norteamérica, Latinoamérica, Europa Central y el norte de África.

A esa posición hay que añadir excelentes infraestructuras de telecomunicaciones, ya que es un punto estratégico de conexión entre continentes a través de cables submarinos, que se están instalando desde hace años. La península Ibérica sería un punto nodal clave de dichos cables ya que los recibe desde Norteamérica, Latinoamérica y África para interconectar dichas redes con toda Europa, incluidas las islas británicas. Para esa distribución es fundamental otra de las ventajas competitivas de las telecomunicaciones: la conectividad de fibra. España es uno de los países más y mejor conectados dentro de Europa, con una fuerte implantación de fibra en todo el territorio, incluso en zonas rurales, gracias a una extensa infraestructura compuesta de redes troncales y fibra oscura (fibra óptica instalada, pero no utilizada) y una envidiable implantación del 5G.

España se encuentra ante la gran oportunidad de convertirse en un hub tecnológico clave en el procesamiento de datos en Europa

Por último, otra de las grandes virtudes del mercado español es su liderazgo en energías renovables. En un escenario energético muy convulso como el actual, la industria de los centros de datos, como el resto de sectores, se enfrenta a las limitaciones de energía y sobrecostes derivados de la guerra en Ucrania y a los estrictos requisitos de eficiencia energética para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible que marca la UE. En ese sentido, España es líder en Europa en producción de energías renovables, no tiene una gran dependencia del gas ruso y pretende aumentar aún más su capacidad de generación eólica y fotovoltaica en los próximos años. Un punto que tranquiliza mucho a las compañías que abordan estos proyectos a largo plazo y genera confianza en los inversores.

Todos estos factores, junto con la explosión de las comunicaciones y trabajos en remoto durante la pandemia que dispararon la demanda del flujo de datos, han supuesto la entrada de nuevos actores en el mercado de grandes plataformas de nube pública que ven en España un área de gran atracción para su desarrollo. Así, hiperescaladores como AWS, Microsoft, IBM o Google y otros gigantes como Meta, han anunciado durante estos años inversiones en diferentes puntos del país y lo han señalado como región estratégica para sus “nubes”. Además, los operadores de data center que llevan en territorio español más de 30 años, también están ampliando infraestructuras y servicios con ambiciosos planes de expansión. España se encuentra, previsiblemente, ante la gran oportunidad de convertirse en un hub tecnológico clave en el procesamiento de datos en Europa. Algo que, lejos de ser una tendencia pasajera, todo indica que será un pilar importante de la economía mundial durante las próximas décadas.

 

 

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