La economía circular es un objetivo compartido por los principales sectores económicos, comprometidos con alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2050. Abordamos junto a ANEN los avances de la industria marítima en su mitigación del impacto ambiental.
Este modelo de negocio tiene el objetivo principal de buscar —e incluso potenciar— el beneficio económico de una actividad minimizando la utilización de recursos naturales y reduciendo al máximo la generación de residuos. Aunque en rigor la finalidad es coincidente, tal y como explicamos de la mano de la Asociación Española de Normalización, cada sector toma un camino diferente para alcanzarla. Para analizar los avances que se han dado en la industria naviera, acudimos a la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), que nos habla desde la perspectiva del mercado de embarcaciones de recreo. “El sector ha experimentado un crecimiento significativo a lo largo de su historia y, como en cualquier otra industria, ha tenido un impacto ambiental. En todos estos años de crecimiento, las prácticas y regulaciones ambientales han evolucionado y las empresas y entidades del sector han trabajado activamente para mitigar su impacto y promover prácticas sostenibles”, aseveran las fuentes consultadas.
Algunas de las normativas que se han ido introduciendo en el mercado aludían al control y eliminación de vertidos de aguas residuales y productos químicos utilizados en el mantenimiento de las naves, además de la prohibición de prácticas que pudieran alterar el ecosistema acuático. De esta regulación han surgido importantes iniciativas tecnológicas como los sistemas de tratamiento de aguas residuales a bordo. “El sector está comprometido con la sostenibilidad y la protección del medioambiente, promoviendo prácticas responsables, la educación ambiental y la concienciación entre los navegantes y los usuarios de embarcaciones”, mantienen.
Grandes logros y más desafíos para la economía circular marítima
Para los expertos de ANEN, la descarbonización y la gestión de las embarcaciones al final de su vida útil son dos de los principales retos que separan al sector náutico de la economía circular. A estos también se suman los compartidos con el resto de industrias que actúan en aguas oceánicas: adaptarse a las exigencias que marca la lucha contra el cambio climático y el intento de paliar el impacto de las especies invasoras (GloFouling). Esta transformación comienza en las mismas infraestructuras portuarias, donde se potencia el uso de “energías renovables y la reducción de los consumos, tanto de agua como de electricidad, así como los proyectos de conservación del entorno donde están ubicados”.
Los avances tecnológicos que favorecen esta transformación del sector marítimo son las heredadas del sector automoción en cuestiones de electrificación. “La sostenibilidad se está trabajando desde un enfoque global, y no solo centrado en las embarcaciones —donde la electrificación es factible ya en determinados segmentos de eslora—. Hemos avanzado en los motores con la disminución de sus emisiones, vemos navegando embarcaciones eléctricas y de propulsión solar y contamos con empresas que se encuentran desarrollando nuevos métodos de construcción, que trabajan en la eficiencia de los diseños y en métodos alternativos de propulsión. Esta descarbonización debe ser progresiva, apoyada en la evolución tecnológica y la adaptación de las infraestructuras”, insisten desde ANEN.
¿Dónde incide la transformación hacia la economía circular?
La economía circular afecta principalmente a ciertos procesos, especialmente en el diseño de embarcaciones y materiales. La transformación se enfoca en la durabilidad, la eficiencia energética y en la navegación. “También se está teniendo en cuenta la dificultad de que una parte importante de las embarcaciones son estructuras poliméricas a base de resinas y fibra de vidrio, materiales termoestables con muy pocas opciones de reciclaje”, y admiten que precisan “seguir avanzando en innovación tecnológica para conseguir materiales de baja toxicidad, reciclables y provenientes de fuentes renovables”, con el objetivo de optimizar el consumo energético y reducir la huella ambiental.
En este sentido, ya se comercializan resinas reciclables, lo que representa un paso muy importante. Además, “los puertos deportivos tienen instalados sistemas eficientes de gestión de residuos para la correcta separación y reciclaje de materiales como plásticos, metales, vidrios y otros residuos generados por la actividad náutica”. Respecto a la economía de servicios en el área de recreo, están creciendo los modelos de negocio basados en la oferta de actividades y servicios en lugar de la venta de productos: servicios de chárter, oferta de actividades náuticas, clubes de navegación, usos compartidos, entre otros.
“La transición hacia una economía circular requiere un esfuerzo conjunto del sector, las autoridades y la sociedad en general. El desarrollo de tecnologías innovadoras, la educación y la concienciación serán clave para continuar trabajando por un futuro más sostenible y respetuoso con el medioambiente”, concluyen.
Han colaborado en este artículo…
Jordi Carrasco, Director General de ANEN y José Luis Fayos, Asesor Técnico y de Internacionalización de ANEN.
