El impacto ambiental del sector de la construcción es significativo, ya que supone una actividad muy intensiva tanto por el consumo de recursos naturales como por el gasto de energía que requiere la actividad. Esta condición hace imperativo un planteamiento de economía circular.
Como se reflejaba en un artículo de la Revista publicado hace algunos meses, el desarrollo económico global va unido al compromiso con el bajo impacto ambiental. De todos los mecanismos que se están implantando, existe uno que actúa de manera integral sobre todos los sectores: la economía circular. Acudimos a Clara Lorente y Cristina Verde, expertas de la Fundación CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos), para conocer cómo está afrontando este desafío una de las industrias más estratégicas del mundo: la construcción.
Erigir un edificio o una infraestructura requiere, además de planeamiento y tiempo, el uso de muchos recursos naturales, entre ellos agua y energía. Su uso posterior también. “Según datos de la Comisión Europea, los edificios consumen actualmente un 40% de la energía final que utiliza la UE y son responsables de un 36% de los gases de efecto invernadero. Esto significa que la construcción es un sector estratégico a la hora de priorizar cómo actuar para cumplir los objetivos ‘fit for 55’ de reducción de emisiones al que nos hemos comprometido todos los países”, afirman desde CIRCE. Este compromiso es un camino de largo recorrido que parte del Protocolo de Kioto, desde el que se han ido aprobando sucesivas normativas para mitigar emisiones y alcanza la época actual, en la que todos los edificios nuevos que se construyen en la región son de consumo casi nulo. “El reto ahora es mejorar el control de calidad en la construcción para eliminar el ‘performance gap’ entre lo diseñado y la realidad de la obra, que es muy frecuente, y encontrar estrategias para impulsar la rehabilitación de los edificios existentes”, advierten desde la fundación.
Exigentes objetivos y un compromiso común
Tal y como explican Verde y Lorente, las normas actuales buscan reducir el carbono incorporado en los materiales de edificación, integrar las energías renovables en las infraestructuras y potenciar la movilidad eléctrica.
Los objetivos son muy claros: que en 2050 todos los edificios de la UE sean cero emisiones y que, desde 2030, todos los de nueva construcción lo sean. Existen dos líneas de actuación para cumplirlos:
- La paulatina adopción de metodologías que cuantifiquen y pongan en valor la optimización en el uso de los recursos, como el Análisis de Ciclo de Vida, que influenciará positivamente la adopción de prácticas de economía circular en el sector de la construcción.
- Los fabricantes tendrán la exigencia de aportar, dentro de la documentación de los productos que comercializan, la llamada Declaración Ambiental de Producto. Para conseguirla habrán de cuantificar los impactos ambientales derivados del proceso de fabricación. Medir es el primer paso para poder mejorar y, probablemente, se generen situaciones de competencia para ver quién ofrece “el producto más sostenible del mercado”, según una metodología de cálculo normalizada.
En este contexto de avance, desde CIRCE consideran que la reticencia está en la renovación de edificios e infraestructuras, que requieren una inversión importante en términos materiales y económicos para el que aún no se ha estructurado un ecosistema empresarial asentado y potente. “Situaciones como la diversidad tipológica, los distintos regímenes de propiedad y la falta de cultura de mantenimiento complican las intervenciones de rehabilitación. Compaginar obras con el uso no interrumpido de los inmuebles tampoco es tema sencillo”, explican las expertas.
Desafíos y avances
El paso a una actividad circular en la construcción impacta de una forma muy positiva en el entorno y apunta a los principios fundamentales de esta filosofía económica:
- Aumentar la vida útil de los materiales,
Disminuir la cantidad de residuos a vertederos,
Menos dependencia de nuevas materias primas… - Los avances se están dando de forma progresiva. “En 2022 se aprobó la nueva ‘Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular’ que afecta al sector y establece requisitos importantes en materia de reutilización, reciclado y valorización material para los residuos de construcción y demolición. Probablemente haga falta un impulso importante al control del cumplimiento de estas normativas, para favorecer a aquellos agentes que tratan de hacer las cosas bien”, admiten desde CIRCE.
La dificultad que supone adaptar los procesos tradicionales que generan unos residuos muy heterogéneos, desde la Fundación demandan buscar formas de incentivar y premiar las buenas prácticas. “Desde CIRCE estamos convencidos de que este reto, aunque es complejo, supone una oportunidad de negocio para las empresas. Trabajamos para fomentar el desarrollo de redes de logística inversa y estudiamos procedimientos que faciliten la recuperación de recursos materiales en nuestro laboratorio de Tecnologías del Reciclado, y aspiramos a ser agente facilitador para buscar sinergias de simbiosis industrial en distintos sectores de la economía”, concluyen las expertas.
Han colaborado en este artículo…
Clara Lorente Martín. Responsable de Proyectos en el equipo de Sostenibilidad (Grupo Economía Circular de CIRCE). Arquitecta especializada en eficiencia energética, confort y bienestar en el entorno construido. Certificada como Passivhaus Designer y BREEAM Asociado, ha participado en el diseño, construcción y certificación Passivhaus de más de 2.000 viviendas (185.000 m²) de residencial colectivo de consumo casi nulo en España. Destaca su labor de investigación en estrategias pasivas de mejora de confort en periodos cálidos para reducir la dependencia de refrigeración convencional. Aboga por la utilización de metodología ACV para evaluar la sostenibilidad en el diseño y resolver objetivos minimizando el uso de recursos.
Cristina Verde Ramis. Responsable de Proyectos en el equipo de Sostenibilidad, Grupo Economía Circular de CIRCE. Arquitecta con especialización en Restauración y Rehabilitación Arquitectónica por la Universidad de Navarra. Máster Internacional BIM Manager en 2017. Cuenta con más de 8 años de experiencia como directora de proyectos de edificación (especializada en vivienda colectiva), llevando a cabo la definición de proyectos en todas sus fases incluyendo el control y seguimiento en obra. Ha gestionado y participado en la definición de proyectos residenciales bajo el estándar Passivhaus desarrollando conocimientos en construcción de edificios energéticamente eficientes.