Costa Rica ha experimentado en las últimas décadas un crecimiento económico sostenido, impulsado por su estabilidad política y social, su apertura al comercio internacional y un compromiso asentado con la formación, la capacitación y la innovación.
La región disfruta en la actualidad de una estabilidad macroeconómica con buenas previsiones, ya que se espera que su PIB crezca un 2,8% en 2023 y la inflación se estabilice dentro del rango meta establecido por las autoridades locales (que es de entre un 2 % y un 4 %), según el informe semestral de Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Fortalezas de la economía costarricense
Tal y como indica el análisis publicado recientemente por el ICEX, Costa Rica destaca por su economía diversificada, donde los servicios, la agricultura y la manufactura juegan roles primordiales. El sector de servicios ocupa un liderazgo destacado, contribuyendo con más del 70% al PIB, con especial énfasis en los servicios financieros, el turismo y la tecnología.
La agricultura es un pilar esencial, representando cerca del 30% de las exportaciones y empleando alrededor del 11,7% de la población, donde sobresalen productos emblemáticos como el banano, la piña y el café. Además, la región abraza la sostenibilidad y la diversificación agrícola, incluyendo el cultivo de productos orgánicos y lácteos.
Sin embargo, aunque el sector manufacturero —enfocado sobre todo en dispositivos médicos y electrónicos— muestra un crecimiento constante, todavía tiene potencial de desarrollo en comparación con otras áreas ya que se debe mejorar las infraestructuras energéticas y de transporte para impulsar aún más su progreso.
Además, el turismo, valorado por su rica biodiversidad y esplendor natural, desempeña un papel crucial al contribuir con un 8% al PIB costarricense. A pesar de contar con una infraestructura vial y de telecomunicaciones avanzada, subsisten todavía importantes desafíos en el ámbito energético y del transporte, particularmente en las áreas rurales.
Inversión extranjera y estrategias de crecimiento
Costa Rica ha atraído considerables flujos de inversión extranjera directa en los últimos años, gracias a su estabilidad política y económica, una fuerza laboral altamente capacitada y su estratégica ubicación en América Central.
Especialmente relevante fue el año 2020, donde la inversión extranjera directa en el país alcanzó los 1.500 millones de dólares, sobre todo enfocándose en sectores como la tecnología, la manufactura y los servicios financieros gracias a incentivos del gobierno costarricense como exenciones fiscales y programas de formación para la fuerza laboral.
Además, el Gobierno ha implementado políticas que favorecen la inversión, como la creación de zonas francas, que ofrecen beneficios fiscales y aduaneros a las empresas que se establecen en ellas. En estas zonas ha emergido un motor esencial en la economía costarricense, especialmente en el sector manufacturero.
En cuanto a la inversión española en Costa Rica, se posiciona como uno de los principales inversores en el país, ejerciendo una influencia significativa en sectores como el turismo, la energía y las infraestructuras. Tan solo en 2020, esta inversión alcanzó los 200 millones de dólares, representando alrededor del 13% del total de inversión extranjera directa en el país.
Comercio internacional y desafíos
La economía de la isla depende en gran medida de las exportaciones, lideradas por productos agrícolas, electrónicos y médicos, con destinos como Estados Unidos —que sigue siendo el principal, con un 38%—, mientras que China y México aportan un 8% y 7%, respectivamente. Estos tres países en conjunto representan más de la mitad de las exportaciones totales de Costa Rica, lo que demuestra la importancia de estos mercados para la economía del país.
Las importaciones de manufacturas, maquinaria y equipos representan cerca del 60% del PIB del país, destacando los productos petroleros, químicos y maquinaria. Respecto a los países de origen de estas importaciones, de nuevo Estados Unidos lidera el suministro con un 28%, y de nuevo aparecen China y México con un 17% y 7% respectivamente. Estos tres países representan más de la mitad de las importaciones totales.
Costa Rica busca fortalecer su comercio mediante acuerdos comerciales, centrándose en la innovación y la educación. A pesar de los desafíos en infraestructura y competitividad, está avanzando con iniciativas como la nueva ley de zonas francas destinada a la inversión extranjera y el empleo.
Mirando hacia el futuro en un contexto global
A pesar de los retos económicos enfrentados en los últimos años, Costa Rica ha logrado mantener una situación de estabilidad macroeconómica gracias a la diversificación de su economía y su apertura al comercio internacional. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha dejado un impacto notable en la economía, especialmente en el sector turístico.
En respuesta a estos desafíos, el país ha implementado políticas para promover la inversión extranjera y diversificar su economía, logrando potenciar sectores como la tecnología, la manufactura y los servicios financieros.
En términos de perspectivas futuras, se anticipa que Costa Rica continuará siendo un destino atractivo para la inversión extranjera en los próximos años, gracias a su estabilidad política y económica, así como su ubicación estratégica en América Central.
No obstante, Costa Rica también se enfrenta a desafíos en términos de infraestructura y competitividad, especialmente en comparación con otros países de la región. Por lo tanto, es imperativo que el país continúe trabajando en la mejora de sus infraestructuras energéticas y de transporte.
