Este material, imprescindible en la construcción, se ha convertido también en un aliado necesario de la transición hacia una industria sostenible. Analizamos junto a Andrés Barceló, director general de la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID), las características intrínsecas y las innovaciones tecnológicas de este preciado elemento.
Las cualidades que hacen del acero un aliado imprescindible de la construcción sostenible parten de sus características intrínsecas: es un material totalmente reciclable, muy versátil, flexible y tiene una gran durabilidad. “Además están los beneficios de la industria española en particular, que están enfocados a su compromiso ambiental, social y de gobierno”, apunta Andrés Barceló, director general de la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID).
A estas particularidades hay que sumar que su proceso de fabricación tiene un impacto medioambiental controlado por una minuciosa regulación de su actividad. “Todas las empresas que producen acero en Europa tienen que tener una autorización ambiental integrada. Además, en el caso de la siderurgia española, la mayoría del acero que se utiliza es reciclado. Es decir, utilizamos residuos para darles una segunda vida haciendo un producto de mucho más valor”, explica el experto.
Un material 100 % reciclable
La tasa de reutilización del acero alcanza, en muchos casos, el 100 %. “Se hace a través del reciclado de chatarra férrica y, con ella, producimos el acero, tanto por la vía de los hornos eléctricos como a la manera tradicional, a partir de carbones y minerales”, revela Barceló. Tras este proceso, es posible incluso mejorar el material. “A lo largo de la historia de la siderurgia, hemos sido capaces de desarrollar nuevos atributos de acero que eran inimaginables hace treinta años. Hay unas 3.000 calidades vivas de acero, que hace que podamos encontrar material muy especializado, desde los aceros para uso sanitario hasta los utilizados en la construcción. Y en España se produce todo a partir del reciclado de chatarra”, asegura.
En el sector de la construcción, además de una huella ambiental muy reducida, el acero requiere muy poco mantenimiento, tanto si se integra dentro del hormigón en el refuerzo de infraestructuras como si se utiliza por libre, por lo que aporta a las infraestructuras una gran durabilidad y aumenta su vida útil. Además, su gran versatilidad facilita el diseño de proyectos que no podrían hacerse con otros materiales. “Voy a poner como ejemplo una grandísima obra de ingeniería civil que se está haciendo en Madrid: la remodelación del estadio Bernabéu. Esta profunda e intensa mejora viene de la mano de una cubierta de acero inoxidable, diseñada exprofeso para ese edificio, en el que buscan cualidades muy específicas, como que no tenga una gran reflectividad”, afirma el director general de UNESID.
Desafíos del sector
La industria del acero está muy afianzada a escala europea, ya que ofrece un material flexible y robusto. Sin embargo, todavía hay retos sobre la mesa que los profesionales del sector buscan superar. “El consumo energético para producirlo es muy significativo, de hecho, nuestro sector es el segundo consumidor de gas en España. Esta puede ser una desventaja frente a otros materiales, pero no por ejemplo ante el aluminio, que consume tanta o más electricidad que el acero”, advierte Barceló, que añade que “las empresas siderúrgicas están volcadas en la optimización del consumo energético”.
Esta situación repercute también en el precio del producto, pero el experto asegura que se sigue considerando un producto rentable. “Cuando uno analiza todo su ciclo de vida, encuentra que es mucho más robusto y duradero que materiales más económicos en su producción”, advierte.
Auge y futuro prometedor
En los últimos años se ha dado un significativo aumento del uso del acero, especialmente en España. “Aquí se utiliza, principalmente, de dos maneras: en edificaciones y como refuerzo de estructuras de hormigón. También se usa en la construcción no residencial, como en naves industriales. Estos perfiles estructurales permiten al arquitecto y al diseñador ser mucho más imaginativos. Por poner un ejemplo, podemos hablar de un edificio que ya es icónico en nuestro país: el museo Guggenheim de Bilbao, que tiene alma de acero. Quizá lo más conocido sea su revestimiento de titanio, pero sin su estructura de acero, no existiría”, afirma.
Este firme material también se utiliza, cada vez más, en obras civiles como carreteras y puentes. Se hace a través de lo que se llaman tableros mixtos, donde el suelo es una chapa gruesa de acero y la parte superior, de hormigón. Pero ¿este progresivo aumento se debe a motivos medioambientales? “En gran medida, porque es un tema que interesa cada vez más a las administraciones públicas y a los ciudadanos, aunque también por la versatilidad del material”, afirma Barceló. Por eso, en la hoja de ruta del sector, tiene gran relevancia el cumplimiento de sus propósitos medioambientales. “En la asociación estamos definiendo objetivos muy específicos para guiar a las empresas en su consecución. Estamos viendo vectores energéticos alternativos porque asumimos como propio el reto de la descarbonización”, asegura. Este desafío lleva uno de igual magnitud en paralelo: que su coste, versatilidad y robustez permanezcan intactas. “Estamos optimizando el consumo de recursos reduciendo los residuos y potenciando la reutilización de elementos como el agua. De hecho, nuestras plantas están cerca de instalaciones depuradoras porque los recursos hídricos tienen un valor muy importante para la ciudadanía. Esta es la línea que nos hemos marcado para contribuir en la construcción de una industria sostenible y un modelo económico circular”, concluye.
Ha colaborado en este artículo…
Andrés Barceló, director general de UNESID, estudió Ciencias Físicas en la UCM. Su trayectoria profesional está ligada a la industria siderúrgica desde 1993, ocupando diferentes puestos tanto en empresas como en UNESID.
En 2003 se incorporó a UNESID como director de Mercados, responsable de Política Comercial, Estudios Económicos y Estadísticas y, en 2009 fue nombrado director general. Anteriormente trabajó en la hoy ArcelorMittal como adjunto en la Dirección de Planificación, director de Desarrollo de Proyectos y gerente de Chapa Gruesa.
Andrés Barceló también fue consejero en la Pre-Adhesión en un programa de hermanamiento (Polonia – España – Reino Unido) impulsado por la Comisión Europea sobre la mitigación de los efectos sociales derivados de la reconversión de la siderurgia y la minería del carbón y, previamente, fue director de Programas en la Agencia Industrial del Estado.
Como director general de UNESID es miembro del Consejo de Eurofer y de Worldsteel y, desde 2015, es consejero en el Comité Económico y Social Europeo, en representación de CEOE.
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