Durante la celebración del Congreso Latinoamericano de Seguros Marítimos de Alsum, conocimos el desafío interno asumido por Ultranav, compañía naviera de amplia flota y con presencia en 19 países, que logró reducir el número de siniestros de manera muy significativa.
Para abordar este interesante caso de éxito, Felipe Carrillo, Head of Insurance and Claims de Ultranav, contó con el apoyo de Inmaculada Pinel, Suscriptora senior en Transportes de MAPFRE Global Risks. Nuestra compañera recordó la importancia de este tipo de encuentros porque “nos permite profundizar en el conocimiento de los seguros marítimos desde diferentes ángulos” y, concretamente, “el punto de vista de un gerente de riesgos y la importancia que tiene el proceso de identificar, gestionar y minimizar los posibles problemas que pueden afectar a una compañía”.
Punto de partida: identificando el problema
Ultranav opera en cinco áreas principales: buques cisterna para gas y productos químicos, buques cisterna para petróleo crudo y productos refinados, transporte de carga a granel, cabotaje y remolque, y alta mar. El inicio de la transformación en su gestión de riesgos parte de sus remolcadores. “Teníamos 80 naves con una alta tasa de siniestro que no lográbamos reducir: varaduras, rotura de motores, colisiones…” afirmó Carrillo, situación que afectaba negativamente a la relación contractual con su aseguradora. “Era lógico, porque, aunque estadísticamente es normal tener siniestros cuando la flota es grande, uno revisaba los números y no lograba dar con la solución. Llegamos a tener un promedio de siete roturas de casco y máquina por año, y eso no es aceptable”, reconoció.
En este punto, Inmaculada Pinel le preguntó a Carrillo cómo marca la diferencia esta intervención del asegurador, a lo que respondió: “Les fuerza a ser mejores, porque como lo haría un cliente, exige un estándar (de seguridad) que hay que cumplir”, buscando un beneficio mutuo en cualquier caso.
Para cambiar esa dinámica de siniestros, y conscientes de que esta situación precisaba de una intervención integral, plantearon una auditoría que abarcara todos los eslabones en la cadena de transporte. Esta operación, que designaron Operational Risk Review, tenía el objetivo de revisar los riesgos operacionales en la mayor parte de la flota de remolcadores. Se hizo un recorrido pormenorizado atendiendo a las condiciones y contextos propios de cada país: Chile, México, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay… en un recorrido que duró algo más de seis meses, con un lógico esfuerzo económico, pero con el convencimiento de que se vería compensado. “Buscábamos identificar lo que estábamos haciendo mal y corregirlo para evitar siniestros”, explicó Carrillo.
Pequeñas incidencias, grandes cambios
Este gran análisis fue integral, desde operadores que trabajan en las naves hasta los profesionales que planifican las rutas. Pinel recordó, en este punto, la importancia de que agentes externos a una compañía participaran en estas auditorías, ya que su nueva perspectiva aporta “esa bocanada de aire fresco” a la rutina adquirida.
Este estudio riguroso de la actividad sobre el terreno, con la mirada nueva del inspector, fue realmente revelador a la hora de explicar los siniestros sufridos por la flota de Ultranav. “Hemos encontrado problemas tanto locales como organizacionales, en distintos niveles. Por poner un ejemplo: algo muy común en los remolcadores era tener junto a la sala de máquinas unos tanques con productos inflamables, pinturas y demás, que en alguna ocasión prendieron un incendio, así que se solicitó su reubicación”, avanzaba Carrillo, que defendió por su experiencia la necesidad de volver “a lo básico, a lo simple, para partir de ahí”.
Tras recabar estos desajustes técnicos y operacionales que derivaban en algunos casos en costosos accidentes, volvieron a reunirse con la directiva y una representación de su aseguradora para tomar medidas “a largo plazo”, cambiar rutinas y globalizar procesos. Los cambios implantados afectaban jerárquicamente a toda la compañía y, aunque no eran trascendentales para su actividad, sí suponían una nueva filosofía corporativa a partir de la prevención de riesgos. En ese sentido, fueron conscientes de que las auditorías internas son insuficientes, así que “buscamos un equipo especializado” que diera una coordinación global a la actividad de la empresa, que pudiera estar al tanto de las incidencias, crear estrategias colectivas de detección de errores, para reaccionar ante ellos y enmendarlos de manera eficaz extrayendo, además, el conocimiento necesario para que no se repitan en todo el grueso de la compañía. “Una estandarización de procesos con registro de incidencias”, sintetizó Carrillo.
Cambio de mentalidad corporativa
Para llevar a cabo todo este recorrido, Ultranav contó con el asesoramiento y el apoyo asegurador, en un trabajo conjunto que transformó la manera de gestionar los riesgos de una empresa que opera en un mercado tradicional y que cuenta con una fuerza laboral muy amplia. Estas dos características supusieron una dificultad añadida. “Uno de los mayores desafíos fue afrontar el cambio de mentalidad, el ser humano es muy reacio al cambio”, explicó. Para lograrlo, desarrollaron liderazgos para dirigir esta transformación, no solo desde la dirección de la compañía, sino también en cada una de las naves.
Desde que comenzó este proceso, Ultranav ha conseguido, gracias a los cambios implantados, alcanzar los casi dos años sin siniestros. “Nuestro objetivo es mantener este balance, sabiendo que hay que estar atento a las necesidades en cada contexto y revisando los protocolos de gestión de riesgos”, aseveró Carrillo, ya que estos van aumentando con aspectos como la alta demanda internacional, el compromiso ambiental o la digitalización de procesos. Pinel alabó el espíritu proactivo en la gestión de riesgos y agradeció nuevamente la iniciativa de Ultranav, recordando la importancia que tiene para la aseguradora estudiar la viabilidad de asegurar a un cliente y, para ambos, trabajar juntos en el desarrollo de estrategias de detección y prevención de siniestros.