La movilidad eléctrica está cada vez más asentada en la sociedad, y los vehículos que la hacen posible evolucionan a un ritmo creciente. Esta industria de tecnología puntera avanza de la mano del sector asegurador, garante de su eficiencia y palanca de su crecimiento.
Para hablar de la sinergia de estas dos industrias tan relevantes, en las Jornadas Internacionales de MAPFRE Global Risks tomó la palabra José María Cancer Aboitiz, Director General de CESVIMAP, el centro I+D de MAPFRE que opera desde hace 20 años “de la mano y al servicio del negocio”, figurando a día de hoy entre los cinco más importantes a escala mundial.
Desde su creación, la función ha evolucionado y, en la actualidad, “intenta ser el radar de las nuevas cosas que ocurren en el ámbito de la movilidad y los posibles riesgos asociados”. Desde el centro han puesto el foco en el mundo de la electrificación para contribuir a que MAPFRE pueda ofrecer una propuesta aseguradora diferencial en este segmento. En su opinión, “hay que tener un profundo conocimiento tecnológico para saber qué aseguras, qué prestaciones tienes que dar al asegurado, cómo resolver los incidentes, etc.”.
Su abordaje supone afrontar diferentes retos, el primero el mental, ya que, aunque los vehículos eléctricos no son algo nuevo —los primeros ejemplos, datan de 1899—, en los últimos años han centrado el debate con fuerza. La tecnología, la seguridad y la sostenibilidad son otros desafíos importantes en los que CESVIMAP colabora a través de ensayos y formación en toda la tipología de vehículos de movilidad eléctrica: coches, motos, bicicletas y patinetes.
El conocimiento obtenido se ha volcado en el seguro y prueba de ello son la Gama Cambio para vehículos eléctricos, reconocida en Alemania como el producto asegurador más innovador, o MásPatín, para patinetes eléctricos, entre otras pólizas.
Las baterías, una pieza clave
Aunque son reparables, recuperables y reciclables, al ser todavía una parte tan pequeña del parque rodante, las baterías tienen un elevado valor residual. No obstante, la tecnología está evolucionando rápidamente. “Hemos pasado de autonomías de 200 kilómetros a autonomías de 600 y hasta 800 kilómetros. Por tanto, cada vez tienen mayor densidad energética, son más fiables y robustas”, asegura el experto.
Esta pieza requiere especial atención porque es la primera vez, en más de 100 años, que hay un solo elemento que condensa en torno al 40% del valor total del vehículo. Para el seguro es importante contar con una perfecta visibilidad de cuánto va a valer el bien a lo largo del tiempo. “Estábamos acostumbrados a hacer una depreciación del coche única, pero hay que empezar a hacer una depreciación del casco, por un lado y de la batería, por otro”.
Complicaciones en la recarga
El Director General de CESVIMAP destacó los riesgos que puede entrañar la recarga de estos vehículos. “Antes nunca habíamos llegado a una gasolinera, habíamos desmontado nuestro depósito de gasolina vacío, lo habíamos dejado allí y habíamos cogido un depósito de gasolina lleno para volverlo a ensamblar en nuestro coche”, dijo, y puso el ejemplo de las motos. “Si se produce un incendio, surge la duda de qué seguro podría cubrir el siniestro: el de la moto, el de la batería, si es un seguro independiente, o el del punto de recarga, entre otras cosas, porque no es fácil detectar si el incendio arrancó en la Battery Station o en la propia batería”.
Otro desafío son las recargas de los vehículos en casa. “En CESVIMAP lo primero que hicimos fue montar en nuestras instalaciones un banco de ensayo de cargadores eléctricos y tenemos disponible todo el histórico de las recargas que se han realizado con los diferentes modelos enchufados, que vamos cambiando cada poco tiempo, para ver cuál es su entrega de potencia, su gestión térmica, su rendimiento, su usabilidad”, asevera.
En pro de la seguridad
Desde CESVIMAP también realiza otras prácticas relacionadas con la seguridad, como por ejemplo la reacción de los vehículos al agua —qué se estropea, qué es reparable o sustituible—, y también si las asistencias de grúa pueden entrar en un garaje inundado sin riesgo. En esta línea, también se han realizado pruebas de incendio, que han servido para desarrollar métodos y procesos de contención, mitigación o por lo menos de atenuación de su impacto, ganando tiempo hasta que llega el equipo que realmente lo puede apagar.
En este contexto, los expertos también tratan de influir en los cambios legislativos que afectan a los diferentes vehículos, con el conocimiento respaldado en pruebas de los riesgos reales y los daños que puedan ocasionar a usuarios, infraestructuras y colindantes el funcionamiento de la movilidad eléctrica.
Reto medioambiental
Los vehículos declarados como siniestro total no son únicamente una fuente de suministro de material de investigación. En las instalaciones de CESVIMAP, numerosas piezas son sometidas a procesos de tratamiento, descontaminación y verificación, y adquieren de esta forma un segundo ciclo de vida.
A lo largo de dos décadas de funcionamiento, CESVIMAP ha conseguido descontaminar alrededor de 51.000 coches, reintroducir en el mercado más de 1,4 millones de piezas y, con ello, evitar trasladar a la atmósfera más de 50.000 toneladas de CO2 asociadas a la producción de esas piezas de nuevo.
Hasta ahora esta labor se había centrado en los vehículos diésel y de gasolina, pero ahora también han dado este paso con las baterías de los híbridos y eléctricos 100%, y comprueban si pueden ser reutilizables, mantienen su capacidad de almacenamiento o sirven para extraer los minerales críticos que llevan en su interior. En este ámbito participan en un consorcio europeo de empresas en el que trabajan, desde hace casi dos años, en desarrollar un sistema automatizado de recuperación de los minerales de las baterías que no sirven.
“Al final, lo que intentamos es demostrar que, aunque somos innovation as a service y trabajamos intentando resolver los problemas del seguro de hoy, también somos innovación con una visión a largo plazo para dejar un mañana mejor que el que tenemos hoy”, concluye Cancer Aboitiz.
