La crisis desatada por la pandemia y ahora el conflicto de Ucrania han impactado duramente en las cadenas de suministros a escala global, especialmente en sectores como la automoción y el transporte marítimo. Los costes del traslado de mercancías y materias primas han experimentado un incremento elevado y, en consecuencia, ha sido necesario buscar alternativas. En el marco de las Jornadas Internacionales de MAPFRE Global Risks, se desarrolló una mesa redonda con foco en Latinoamérica, donde la dependencia regional hacia bienes de producción asiáticos, fundamentalmente de China, es otro reto.
El encuentro, con el título “Crisis de la cadena de suministros: claves de una situación excepcional”, fue moderado por Jesús Martínez Castellanos, CEO LATAM de MAPFRE, y contó con la participación de Aurelio Macías Meza, Administrador de Riesgos Corporativos del Grupo Industrial Saltillo, Alejandro Reyes, Controller Corporativo de Sigdo Koppers, y Luis Fernando Longo Upegui, Director Corporativo de Riesgos y Seguros de la empresa Carvajal. Todos ellos, representantes de grupos empresariales líderes en sus sectores y mercados.
“En muy poco tiempo, en apenas dos años, han pasado y siguen pasando muchas cosas”, comenzó diciendo Jesús Martínez. Tras el parón provocado a causa de la pandemia en 2020, en 2021 hubo un incremento elevado de la demanda y de la actividad, fruto también del impulso del comercio electrónico y otros factores que provocaron un colapso de la cadena de suministros.
La invasión de Ucrania ha complicado aún más la cadena de transporte. Más preocupante todavía, en su opinión, es la crisis alimentaria. “Primero, por la propia capacidad de Ucrania, que siempre se ha considerado el granero de Europa; y por todo lo relacionado con la exportación de fertilizantes, donde Rusia y Bielorrusia son los principales exportadores, y está habiendo un auténtico problema de escasez a nivel mundial, un incremento tremendo del precio del transporte y, por tanto, inflación, que es lo que a todos ahora más nos preocupa”.
Con este panorama como telón de fondo, lanzó varios interrogantes: “¿Estamos en un momento coyuntural por todas estas circunstancias o realmente tenemos que preocuparnos más por la ruptura de la cadena de suministros? ¿Qué podemos hacer en el corto plazo ante esta situación en América Latina? ¿Hay oportunidades?”
“¿Occidente debería o no replantearse su modelo económico y pensar que tendría que desarrollar algún tipo de reindustrialización?”
Impacto y nuevas oportunidades
Con la pandemia, en Carvajal vivieron momentos de dificultades de suministro. El aislamiento de los puertos y el estancamiento del movimiento de contenedores complicó el traslado de materia prima a sus principales plantas de papel en Colombia desde Estados Unidos. Para paliar la situación, la respuesta fue utilizar puertos alternativos y poner en marcha nuevas estrategias de movimiento que ocasionaron, no obstante, un incremento del coste de todo el proceso. A pesar de todo, lograron prepararse y, hoy, como oportunidad, según Luis Fernando Longo, están “anticipando los procesos de importación para, con tiempo, mantener unas reservas suficientes”.
También en Grupo Saltillo sortearon los problemas con el acercamiento a sus proveedores y la creación de “pequeñas bodegas” próximas a sus clientes. El objetivo era prestarles el producto requerido y evitar penalizaciones por incumplimiento de contrato, especialmente en el negocio automotriz, que muy afectado por este tipo de eventos. Para Aurelio Macías, “la estructura ya está hecha y va a ser una forma de trabajar ya continua”.
En Sigdo Koppers, el Covid alteró los proyectos de construcción de plantas que experimentaron un fuerte retraso y, en consecuencia, una gran diferencia de costes que están tratando de solucionar con el cliente. Igualmente, el incremento del precio de los fletes ha alterado sus planes, un impacto que en Latinoamérica es mayor dado que es una región donde la importación y la exportación son su esencia vital. “Hoy en día casi todo lo que se consume en Chile es importado: medicinas, alimentos, vestuario, automóviles, etc.; y a su vez somos una empresa productora y gran exportadora de cobre, recursos forestales, etc.”, destacó Alejandro Reyes.
¿Nuevo modelo económico?
Otro factor clave es la gran dependencia de Latinoamérica de bienes de producción asiáticos y fundamentalmente de China, y de una única cadena de suministros. En este contexto, “¿Occidente debería o no replantearse su modelo económico y pensar que tendría que desarrollar algún tipo de reindustrialización?”, preguntó el moderador.
La estrategia de Grupo Saltillo de contar con varios proveedores para dar el servicio de un insumo y su alineación en la cadena de suministros funcionó. Pero ¿funcionará en el futuro? En opinión de Aurelio Macías, “el modelo tendrá que evolucionar y seguir avanzando. Dentro de nuestro Grupo se crearon áreas especializadas por negocio para revisar muy bien la cadena de suministro y ver cuáles eran las afectaciones que pudiéramos llegar a tener y hacer los cambios necesarios, llevando de la mano siempre a los proveedores. Hay que hacer equipo a final de cuentas”.
“La realidad es que estamos en una situación no conocida en muchos aspectos y esto nos está llevando a una situación bien complicada”
Sin lugar a dudas, el sistema tiene que cambiar, reveló Alejandro Reyes y reconoció la necesidad de sensibilizar, primero, sobre lo que está pasando y segundo, cooperar. “No podemos ser neutros. En Latinoamérica, el sistema político está cambiando y la desigualdad social es muy fuerte y si no tomamos en cuenta esto, se va a producir un frenazo muy importante en la inversión de bienes de capital. Tenemos que dar tranquilidad a los inversores”. Además, abogó por sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad del cambio del sistema energético actual, basado en el petróleo y el carbón, y por una solución rápida de las diferencias entre China y Estados Unidos, que, a su juicio, “tienen en jaque todo el sistema logístico mundial, y Latinoamérica en general está viendo su efecto de forma muy significativa”.
Con 118 años de existencia, el grupo empresarial Carvajal ha mostrado su resiliencia. Aunque cuentan con presencia en otros países de Latinoamérica, el principal cliente de su fábrica de papel está en México. “Eso nos ha dado la posibilidad de poder manejar los procesos y no depender tanto en la gran mayoría de las materias primas que se utilizan del mercado internacional”, dijo Luis Fernando Longo. También siguen procesos amigables con el medio ambiente.
Impacto del incremento de costes
Los aumentos de precios que se están produciendo en el transporte, las materias primas, la energía, etc. están afectando a las empresas, aunque en diferente medida, según el sector y otros factores. En concreto, en Carvajal cerraron 2021 de forma muy positiva con unos cumplimientos de presupuestos por encima del 140 %. No obstante, reconocen retrasos en algunos productos que generaron pérdidas. Para Luis Fernando Longo, resultó beneficioso “contar como socio de la organización con Fundación Carvajal”.
Grupo Saltillo cuenta con un negocio diversificado donde el sector automotriz ha resultado ser el más golpeado. La situación parece haber mejorado desde finales de 2021 y principios de 2022, “con una reactivación que no va tan rápida como quisiéramos”, revela Aurelio Macías. Afortunadamente, añade, “pudimos sortear estos últimos dos años sin afectación hacia las personas y sin sobreprecios, lo que hicimos fue logística de costos y trabajar todas las empresas en conjunto para que el resultado fuera positivo”.
En Sigdo Koppers solo ven oportunidades y han puesto el foco en tres pilares: la innovación, las personas (durante la pandemia no prescindieron de nadie) y el compromiso que fluye al ser una empresa vital en el suministro y la producción minera de cobre en Chile, que no paró durante la pandemia. “Pero obviamente estamos preocupados por cómo los costes de transporte y de distribución, hoy en día, son un factor que está impactando de forma significativa en los márgenes de algunos productos o de algunos servicios”, afirmó Alejandro Reyes.
Contribución a la sostenibilidad
La sostenibilidad está presente en las hojas de ruta de Grupo Industrial Saltillo, Carvajal y Sigdo Koppers. Aurelio Macías destaca el compromiso de su compañía en México, como empresa socialmente responsable, a través de políticas para garantizar el confort de las personas y su involucración con la sociedad, por ejemplo, participando a través del voluntariado corporativo en actividades y campañas de reforestación.
En Carvajal, relata Luis Fernando Longo, hace dos años se creó una vicepresidencia de Sostenibilidad y Economía circular, han desarrollado planes de prevención y pérdidas, y cuentan con un manual de conservación, difundido ampliamente entre la organización. También dan respuesta debidamente a la gestión de riesgo de desastre, una norma del Estado colombiano que no solo contempla el impacto que esta amenaza puede ocasionar a la empresa sino también cómo está preparada para responder a los daños al entorno.
Sigdo Koppers mantiene un compromiso importante con la disminución de CO2 y tiene presente que el transporte a nivel mundial genera entre un 15 % y un 20 % de los gases invernadero, por ello cuentan con importantes proyectos en Chile para aumentar la flota de trenes y están construyendo una planta de hidrógeno verde. Además, cuenta Alejandro Reyes, tienen el firme compromiso, a nivel global, de reducir en los próximos cinco años un 40 % de las emisiones de CO2 que el grupo produce.
Principales conclusiones
Para Jesús Martínez, “la realidad es que estamos en una situación no conocida en muchos aspectos y esto nos está llevando a una situación bien complicada, tanto desde el punto de vista social como económico. Hemos descubierto que la cadena de suministro es muy compleja, que está enormemente interconectada, pero sobre todo que es muy frágil ante efectos externos como los que están pasando”. A su juicio, esta situación, prosigue, “nos debe llevar a ciertas reflexiones sobre la gran dependencia logística regional y a gestionar de una manera diferente los stocks, los inventarios… que ya están haciendo las empresas, sobre todo del ámbito industrial”.
El ámbito marítimo tiene margen de mejora. “Es quizá el que sale peor parado en cuanto a nota, en esta situación” y abogó por “incorporar más tecnología y gestión”. En cualquier caso, “cada uno de nosotros debe hacer la parte que le toca, buscar la manera de ayudar a mejorar la situación y forzar mucho más los mecanismos de eficiencia en nuestras empresas para no tener que llevar los incrementos de coste al precio final. Más que nunca debemos hacer ese esfuerzo en eficiencia para no contribuir a la cadena inflacionaria en la que estamos”.
En su opinión, el papel del seguro es clave como motor económico y como mecanismo de recuperación. Sin embargo, “en América Latina, desgraciadamente la penetración es muy baja, no tanto en las grandes empresas como en el caso de las familias, la pequeña y mediana empresa, y el desarrollo del seguro en la región es absolutamente imprescindible”.
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