La construcción busca un equilibrio entre el desarrollo económico y la reducción de su impacto ambiental, utilizando estrategias como el reciclaje o la eficiencia energética. Pero ¿se pueden aplicar estas medidas en las grandes infraestructuras estratégicas? Este enfoque implica no solo crear infraestructuras que impulsen el progreso de las sociedades, sino también gestionarlas de manera eficiente a lo largo del tiempo.
Miguel García, director técnico de CEPCO (Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción) analiza cómo se puede abordar desde las primeras fases de diseño la creación de grandes infraestructuras innovadoras y respetuosas con el medioambiente, capaces de seguir manteniendo el funcionamiento de servicios esenciales como la generación y transmisión de energía, la gestión hídrica o la atención sanitaria. Todo esto cumple un papel fundamental en sectores estratégicos.
Primer escollo: el desafío normativo
García señala que uno de los grandes obstáculos que frenan el desarrollo de una construcción más sostenible en la actualidad tiene que ver con la falta de estándares y marcos regulatorios claros sobre este tipo de proyectos.
“Actualmente existen muchas propuestas para incorporar criterios de sostenibilidad, por lo que en general la parte técnica y logística no es el problema. Pero sí lo es el desarrollo legislativo y administrativo, que está dando sus primeros pasos en la parte ambiental”, advierte el especialista.
Un ejemplo de este desafío se encuentra en la diversidad de certificaciones y sellos disponibles, cada uno con sus propios criterios y requisitos, y un ámbito particular. Por ejemplo, el estándar LEED, que se centra en la eficiencia energética y el uso de materiales sostenibles, o el BREEAM, que incluye aspectos como el uso del agua, la gestión de residuos y la salud y el bienestar de los ocupantes.
En cuanto al desarrollo legislativo, también se observa un progreso desigual en la promulgación de normativas dependiendo del país. De momento, son los más desarrollados, como Alemania y Suecia, los que han implementado políticas fiscales como incentivos para el uso de materiales reciclados y estándares estrictos para la eficiencia energética en los edificios.
Principales beneficios
Las infraestructuras sostenibles, más allá de la estricta huella ambiental, puede generar un impacto muy positivo en el entorno, además de suponer una marca diferencial para la región o la empresa constructora. Desde CEPCO apuntan a las que de mayor relevancia económica y social:
- Crecimiento sostenible. Se produce al estimular la inversión en infraestructuras resilientes y eficientes. Estas no solo generan empleos en el corto plazo, sino que también fomentan la innovación en sectores clave, contribuyendo a un crecimiento económico más duradero.
- Uso eficiente de los recursos. Reduce significativamente los gastos operativos a lo largo del ciclo de vida de una infraestructura. Esto se traduce en ahorros a largo plazo para los propietarios y usuarios, además de reducir la dependencia de recursos finitos y costosos.
- Reputación empresarial. La inversión en construcción sostenible mejora la imagen de una compañía en el mercado. Las organizaciones que demuestran un compromiso medioambiental atraen clientes, inversionistas y talentos más fácilmente, lo que les brinda una interesante ventaja competitiva.
- Economía local. Este tipo de construcción genera empleo y estimula el desarrollo económico en comunidades cercanas. Además, la participación de empresas de la zona fortalece la economía local, contribuyendo así a la cohesión social y al bienestar de los habitantes.
- Prevención de la despoblación. En paralelo con el punto anterior, la inversión en infraestructuras sostenibles puede ayudar a evitar el éxodo rural. El motivo es que este tipo de innovaciones mejora la accesibilidad, la conectividad y la calidad de vida en estas áreas.
Proyecciones a futuro
Dentro de las iniciativas llevadas a cabo en España, desde CEPCO tratan de poner el foco en dos líneas de actuación:
- La parte normativa, en la que llevan desde el año 2008 promoviendo los estándares sobre sostenibilidad de sus productos, especialmente basados en normas UNE, como que desarrollan las Declaraciones Ambientales de Producto. Este es un aspecto que hemos analizado en la Revista con la colaboración de asociaciones competentes.
- La otra línea se fundamenta en los estudios de ACV, que se refieren al Análisis de Ciclo de Vida que evalúa el impacto ambiental de la construcción y el uso de edificios. Este enfoque implica una mejora en la reducción de los impactos ambientales del producto, desde la extracción de materiales hasta la gestión de residuos al final de su vida útil.
La descarbonización de la economía está produciendo un efecto en cadena que puede acelerar la incorporación de muchos aspectos de la sostenibilidad a la vez. Esto implica que va a incorporar de forma obligatoria criterios ambientales, económicos y sociales al sector.
“Por otra parte, toda esa enorme cantidad de información que habrá que considerar en la construcción ha de tener, sin duda alguna, un soporte tecnológico. Este es el caso de la metodología BIM que integra datos estructurados para generar una representación digital de una construcción durante todo su ciclo de vida, desde la planificación y el diseño hasta la construcción y las operaciones de mantenimiento e incluso su deconstrucción”, concluye el experto.
Ha colaborado en este artículo…
Miguel García Tejera es Ingeniero de Montes por la UPM y director técnico y responsable del área de medio ambiente y sostenibilidad de CEPCO (Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción).
Además, participa en diferentes comités de normalización relacionados con la construcción, sostenibilidad y economía circular, así como en diferentes grupos de trabajo tanto de la administración como de organizaciones empresariales en las áreas de medio ambiente, sostenibilidad y seguridad y salud.
